Mi suegra empeño nuestros anillos de matrimonio

A veces las personas hacen cosas tontas por necesidad. Las mujeres solemos evitar pedir ayuda para lo que sea y este fue el caso más desesperado que he visto hasta el día de hoy. Mi suegra empeño nuestros anillos de matrimonio.

La mujer que nunca pide nada… pero

Desde el día en que conocí a mi suegra supe que nada iba a ser sencillo. Ella sufre de artritis y se encuentra divorciada. Por tanto antes de que yo llegara a la vida de mi marido, ella vivía con él. Después de un una épica pelea antes de la boda, mi prometido le informo a su madre que ya no iba a vivir con ella por obvias razones. Decidimos ir a vivir a parte, cosa que no le agrado en lo absoluto.

Me estas dejando sola

Hablando de mujeres que se hacen las victimas, mi suegra se lleva el primer premio. Desde la boda no había un solo día en el que ella no hablara a casa par informarnos de su estado de salud. La primer semana de casada la encontraba al llegar del trabajo esperandome en la puerta para enseñarme como hacerle la cena a su hijo. Sinceramente por una semana le tuve compasión pero a la segunda le supliqué que se uniera a un club de costura o se entretuviera en otra cosa. El drama por haberla dejado sola en el departamento fue grande hasta que mi esposo le puso un alto.

Sembrando límites

Para que mi esposo hiciera algo por la causa tuvo que tener una larga conversación con su madre. Se que no fue nada sencillo para el, pero yo se lo agradecí infinitamente. Ya bastante tenemos los dos con el trabajo dentro del despacho como para llegar a arreglar problemas con la suegra.

Pasaron algunos meses

Todo iba tranquilo, más que tranquilo. Mi suegra estaba enojada y por ello no se asomaba para nada dentro de nuestro nuevo hogar. Hasta que un día llegó en fin de semana con una comida casera recién hecha. Comimos con gusto con ella y me pregunto si ya le habíamos puesto la inscripción a nuestros anillos de boda. Cosa que teníamos planeada pero con tan poco tiempo en el día no habíamos podido hacer. Se ofreció cordialmente a llevar los anillos. Para llevar la fiesta en paz yo accedi pero no tan de buena gana. No me gustaba que no tuviéramos puestos nuestros anillos de casados.

Los anillos ya no volvieron

Por meses le pedí a mi suegra que nos regresara los anillos, pero ella siempre ponía excusas. Fué hasta un día que mi marido le exigió los anillos que ella confesó. Tenía algunas deudas y en vez de pedir ayuda financiera a sus hijos decidió empeñar los ánimos de matrimonio que mi papá nos había regalado. Llore muchisimo, a pesar de que es un bien material para mi eran mucho más especiales que eso. Esos fueron los anillos que nos dimos en la iglesia, el valor sentimental que tenían para mi es invaluable.

Los anillos ya no volvieron a nuestras manos, mi suegra se disculpa hasta el día de hoy. Pero se excusa diciendo que se quedó desprotegida y no tenía a quién acudir.