Me casé con un chico que conocí por tan solo 6 meses. Dos meses después de que cumplí 19 años. 3 años después tuve a mi primer hijo. Me casé a los 19 años. Llevamos casados 14 años y aunque podría hablar de lo mala idea que fue tener hijos tan pronto, casarme tan joven, quiero hablar de todo el potencial en mi que se perdió. Sé que muchas aman a sus hijos, su vida de casada. Pero estoy segura que algunas chicas se van a sentir identificadas con mi situación.
El potencial de vida que perdí cuando hice el decisión de convertirse en una novia adolescente

A los 19 años yo era un completo desastre, emocional, inmadura, impulsiva y ciertamente no lo suficientemente madura para convertirme en una esposa. Mi esposo, tenía 22 años y grandes planes para tener una carrera como abogado. Estaba en la universidad mientras trabajaba en una cafetería a medio tiempo. El ya vivía solo pues sus papás habían fallecido cuando el tenía 15 años y su tía quien fue su tutora un tiempo, lo dejo emanciparse para poder continuar con su vida.
Yo en cambio vivía con mis padres, trabajaba a medio tiempo como mesera en un restaurante de los finos que hay en mi ciudad natal. La verdad es que no tenía grandes planes para mi futuro. Cuando empecé a salir con mi esposo, nadie tomo enserio nuestra relación. Nos casamos prácticamente en secreto, después me toco avisarle a mis padres y hubo mucho drama para salir de mi casa. Ilusionada de poder vivir en libertad sali de mi casa con un par de lagrimas pero ganas de vivir sin restricciones.
El matrimonio del desastre

Si le preguntas a mi esposo nuestro primer año de matrimonio fue uno de los peores. La verdad es que yo no recuerdo mucho, estaba luchando con la depresión y una mezcla de alcohol, descontrol y aventuras de una noche. Realmente yo era como una bomba atómica en ese entonces y aún así conseguimos seguir siendo un matrimonio. Las peleas eran las de siempre: dinero, sexo y quien hacía el quehacer de la casa. A los ojos de el mi futuro no importaba, no tenía un título universitario, ni grandes sueños y por supuesto cuando quedas embarazada a los 21, tienes que crecer.
Aprendí a ser mamá y ama de casa

Mientras que mi esposo salía para completar sus estudios y trabajar. Pasaba prácticamente todo el día fuera y llegaba en la noche solo a comer y a dormir. Me acomode en el papel de ama de casa y madre. Mi esposo se graduó con honores y un excelente trabajo. Ah y claro una esposa harta. Completamente ignorada, sin tener una voz en las decisiones, ni independencia económica, trate de dejarlo. Pero el decidió retenerme, me dijo que nunca lograría la custodia de mi hijo y no tenía una habilidad sola en el mundo para lograr sobrevivir. Tuve mucho miedo y me quede
Comencé un blog

En los años que él estaba en la universidad comencé a escribir por pura paz mental. Con los años, mi blog realmente comenzó a ser algo importante. Con mi esposo trabajando fuera de casa y mi hijo convirtiéndose en mayor todo me fue más sencillo. Logre tener independencia económica aunque fuera una realmente pequeña. Hasta que llego una época en mi vida donde caí en una profunda depresión. Comencé a odiar mi vida, mi casa, el blog, todo a mi alrededor. Me sentí resentida con mi familia por necesitarme tanto como yo a ellos.
Quería viajar, escribir y recibir educación para ser fotógrafa

Quería avanzar, sin niños dependiendo de mi 24 /7. Estaba tan frustrada que en ese momento culpe a mi esposo de todo lo que me pasaba. Para mi era obvio, me obligo a casarme, a tener hijos y a mantenerme en una casa encerrada mientras el cumplía todos sus sueños.
Las cosas no eran así en la realidad. La verdad es que fue mi marido quien me compró la laptop para empezar a escribir, me pago el dominio y también me regalo una cámara nueva. Me insistió en asistir a clases de fotografía, pero en ese momento yo estaba muy enojada. Estaba decidida a irme y volar, me sentía muy frustrada de haber sido madre y ama de casa durante una década sin poder hacer lo que yo quería.
Es difícil resumir cuántas emociones se mezclaron en esos momentos estresantes y emocionales. Era egoísta, estaba enojado y me desquité con la persona que más me amaba. Sabía exactamente cómo lastimarlo y usé ese conocimiento para empujarlo más y más lejos.
Pero la realidad era que me odiaba a mí misma

Odiaba ser la esposa de un hombre bueno y un gran padre. Estaba enojada por no querer la vida que tenía en ese momento. Quería saber en quién me habría convertido de no haberme casado tan joven. La verdad es que no sé en quién me habría convertido pero no tendría mi hijo y tampoco a mi esposo. Tampoco sería la amorosa madre ni la chica con el blog.
Casarse joven es un tema difícil de hablar, porque muchos matrimonios jóvenes no duran. Y si lo hacen, las luchas son siempre completamente diferentes para cada pareja.
Aún trabajamos en mi ira y este asunto pendiente que me ha traído dando vueltas. No se si otros matrimonios han sufrido lo que nosotros. Pero estoy segura que en algún momento podré sanar y darme cuenta que ese potencial se desperdicio, pero ahora tengo uno nuevo. Estoy dispuesta a crecer sin dejar a mi familia de lado. Pues yo fui la culpable y quien escogió esta vida. Me casé a los 19 años, no puedo volver atrás. Pero si puedo hacer algo con mi presente.