Lo que aprendí del aborto de mi amiga

Era miércoles cuando una de mis mejores amigas me dijo que se sentía muy mal: estaba mareada, tenía revuelto el estómago, se veía super pálida y muy débil. Cuando fue con el médico, uno no muy bueno por cierto, este le dijo que padecía cansancio crónico. Pero ella sabía que algo no andaba bien con su cuerpo, lo sentía en el corazón. Luego de vencer el miedo, decidió hacerse una prueba de embarazo: positiva. Decidió practicarse un aborto, pero la historia apenas estaba por comenzar…

¿Cómo es posible que exista un embarazo no planeado?

Cualquier persona tiene derecho a disfrutar de su vida sexual como mejor le plazca; y aunque muchas tenemos acceso a la educación, los métodos anticonceptivos no siempre funcionan o confiamos en métodos menos eficaces como el del ritmo o el de eyaculación externa. En el peor de los casos, puede ser resultado de una situación violenta.

¿Cómo asumo la responsabilidad?

En el mejor de los casos, tu pareja toma la parte de responsabilidad que le corresponde, pero si no, el “problema” queda totalmente de tu lado. Independientemente de lo que ocurra, debes pensar en los escenarios posibles de tu vida con el ser que comienza a formarse dentro de ti. Si eres una mujer privilegiada y tu chico te apoya (como muy pocas en México), tu vida no tendrá mayor complicación. Sin embargo, es indispensable que ambos piensen y sean conscientes de su situación económica, psicológica, emocional y profesional; de esta manera podrán asegurar el bienestar del ser humano que puede llegar a este mundo.

¿Por qué decidir practicarse un aborto?

En el caso de mi amiga, una mujer adulta, recién egresada de la universidad, con un empleo como becaria y sin el apoyo de su entonces pareja, lo que imaginamos no era muy alentador: una mujer frustrada y resentida, y un bebé que sufriría carencias económicas, de atención y las consecuencias del estado anímico de la madre. He escuchado a varias personas decir que decidirse por un aborto es ir por el camino fácil. La realidad es que para muchas mujeres es una de las decisiones más difíciles de su vida; una situación que no las afecta solamente a ellas, sino a todo su entorno.

¿Cómo vives una situación así?

A diferencia de lo que la gente cree, no se trata solamente de acudir con el médico y practicarse un legrado. La decisión implica atentar contra tu salud física y mental e ir contra lo establecido por la sociedad y la religión. Sobre todo, es una lucha contigo misma. Decidir no tener un hijo, independientemente de las razones que tengas para hacerlo, significa vivir sabiendo que cargarás con el estigma de mala mujer, insensible e incluso adjetivos mucho más graves, como el de asesina. Para mi amiga esta situación ha sido muy difícil, a pesar de que han pasado varios años de que ocurrió. A mí, que he sido testigo de todo lo que ha pasado, me ha hecho más consciente de la enorme brecha de desigualdad que existe entre hombres y mujeres, y de cómo somos juzgadas por decidir sobre nuestras vidas.

Abortar es ir en contra de la vida

Este punto de quienes están en contra del aborto es, para mí, uno de los argumentos menos válidos. La decisión de mi amiga es una de las más responsables que yo haya presenciado y les aseguro que no tiene nada que ver con no respetar la vida de otro ser humano. No fue una decisión tomada arbitrariamente, ni mucho menos egoísta. No seguir con ese embarazo hizo de mi amiga una mujer más fuerte, más independiente y más madura. Lo ocurrido la hizo valorar más cada aspecto de su existencia y la ayudó a reflexionar sobre lo que significa cuidar de otro ser humano; es decir, la hizo respetar más la vida.

Vivir después de esta experiencia

Mucho tiempo después, mi amiga ha tenido que lidiar con los fantasmas que le dejó tomar esta decisión; sin embargo, le ha demostrado al mundo entero y a ella misma que fue lo mejor que pudo hacer. A pesar de seguir siendo una mujer imperfecta, es una de las personas más fuertes, nobles, amorosas, trabajadoras y responsables que conozco; no solo con ella, sino con todo lo que la rodea. Es por eso que estoy tan orgullosa de ella y de nuestra amistad.

Es momento de quitarnos los estereotipos de la mente: abortar no es irresponsable ni narcisista. Lo verdaderamente egoísta es traer al mundo a niños que, sin duda, sufrirán por no tener una familia que los ame.