Todas hemos sentido vergüenza ante situaciones bochornosas o no tanto. Nos sentimos apenadas, nos sonrojamos o hasta nos reímos nerviosamente ante estas situaciones. Y ¿sabes por qué reaccionamos así? Existe una razón por la que nos sentimos de esta manera cuando hacemos algo socialmente problemático. Quizá conociéndola la próxima vez que te sientas así, no te causará tanto conflicto.
Definiendo la vergüenza
Para comenzar trataremos de definir lo que es la vergüenza. En realidad es una emoción moral y social bastante complicada. Es una compleja interacción entre la situación presente, nuestra personalidad y la presencia real o imaginaria de otra persona. La que nos causa bochorno, depende completamente de lo que es vergonzoso para nosotros mismos, que no siempre es lo mismo para los demás. Esta emoción siempre va relacionada con las otras personas, aunque en realidad no estén allí para presenciar nuestros deslices. Por ejemplo, sientes vergüenza al trastabillar con tus tacones aunque nadie te haya visto.
Por qué sentimos vergüenza
Se cree que esta emoción se desarrolló en el ser humano por el hecho de ser un ser social. Si fuésemos solitarios, no habría necesidad de expresar con gestos y movimientos cuando nos sentimos apenados de lo que hicimos. La verdad es que esta emoción que nos da cuando se nos derrama el café, no tiene nada de malo. De hecho, es nuestra manera de “disculparnos” o “arrepentirnos” por nuestro comportamiento y dejar claro que no lo volveremos a hacer. Entre algunos animales también se experimenta la vergüenza. Es una manera de hacer menos una situación tensa mostrándose sumisos. Por ejemplo, cuando son cachados robando la comida del otro… ¡Cuántos conflictos se deben haber evitado gracias a la vergüenza!
¡También es contagiosa!
Típico que cuando alguien se siente avergonzados con nosotros, respondemos con esta misma emoción. Todos terminamos sintiéndonos avergonzados juntos. El motivo es que muchas veces, presenciar algo embarazoso, ¡también resulta bochornoso e incómodo! Además, esta vergüenza empática hace que el primer avergonzado se sienta aún peor. Curiosamente, este contagio de vergüenza ayuda a equilibrar la situación. Así, la próxima que te mueras de vergüenza, piensa que los demás la están sintiendo tanto como tú.
Que no te dé vergüenza mostrar tu vergüenza
Estudios demuestras que las personas que son expresivas ante situaciones embarazosas se perciben como más confiables. Esto se debe a que no hay manera de ocultarla y mientras más avergonzada te veas, es más grande la disculpa implícita que el bochorno trae consigo.
Además, la falta de vergüenza no es necesariamente buena en un entorno social. ¿Qué pensarías de una persona que no siente verguënza por nada? Pensarías que o no conoce las reglas o simplemente no le importan.
Entonces, la siguiente vez que te sientas avergonzada, hazlo con orgullo, que no tiene nada de malo, ¡al contrario!
