La relación con papá es importante para la forma en que nosotras nos relacionamos con los hombres

Pocas veces prestamos atención a la forma en que creamos nuestra relación con papá. Casi siempre tenemos más acercamiento con nuestra madre y eso está bien. Tal vez eso sucede porque nos sentimos más identificadas al ser las dos mujeres y podemos hablar de temas que tal vez no son tan cómodos tratar con papá: como el primer novio, la menstruación o cuando nos rompen el corazón. Sin embargo, la relación con papá es la más importante, porque de eso dependerá en gran medida la forma en que nos relacionemos con los hombres más adelante. ¡Que fuerte!

Empoderada por papá

La verdad es que crecí en un ambiente donde mi mamá y papá siempre buscaron empoderarnos a mi hermano y a mí. Crecí con un papá que se preocupó de mi cuidado y mi educación. Impulsó mi mente diciéndome siempre que podía hacer lo que yo quisiera. Él nunca limitó mis deseos, sino todo lo contrario. Me hizo prometerle ser la mejor en todo lo que yo hiciera. De hecho, hasta el día de hoy me siento sumamente afortunada de ser una chica que creció bajo el cuidado de un papá, más que de una mamá. 

Las mujeres en la familia

De repente me sorprendo de la increíble diferencia que existe entre mi educación y la de las mujeres de mi familia. Mi papá tiene varios hermanos con hijas. Mis primas son mucho mayores que yo. No obstante, desde muy pequeña ya me percataba de algunos grandes abismos entre nosotras. A ojos de muchos de mis familiares, soy “la rarita”, “la oveja negra”. La mujer con carrera universitaria, sin planes de tener hijos y que trabaja para sí misma. Mientras a mis 23 años mi papá me impulsaba  a tener un gran futuro, mis primas a esa edad ya estaban casadas con más de un hijo. Soy la “dejada”, oficialmente. De hecho, una de mis primas no olvida recordarme, cada vez que puede, que el “tren está pasando”.  Obviamente la relación con papá que cada una tiene, es muy diferente.

La relación con papá es clave

El día de hoy considero muy importante hacerle saber a todos los hombres que deciden tener hijos la gran responsabilidad que tienen en sus manos. Tener la capacidad de empoderar a tu hija desde pequeña tiene una gran repercusión en la sociedad. Soy muy consciente de que mi educación ha sido una gran arma para mí. Mi papá me enseñó a:

  • No buscar el amor en las demás personas. Desde muy pequeña mi papá me lo dijo muchas veces: “El amor no lo encuentras en otra persona”. Si tu no te quieres a ti misma será muy frustrante buscar el amor y la aceptación en alguien externo.
  • Ser mamá no es una regla es un gusto. Tanto mi padre como mi madre me hicieron entender que ser mujer no es sinónimo de ser mamá. Es una elección y no pasa nada si no tengo una familia.
  • Ser empoderada por papá, me enseño a no ser víctima. Nos dijeron que las mujeres somos débiles y vulnerables, pero en realidad eso nunca aplicó para mí. Finalmente mi papa me dejó jugar fútbol con mis primos, jugar a las luchitas y pronto entendí que la debilidad no es una característica de género, sino de carácter.
  • No todo va a ser fácil. Genero en mí una forma muy sana de no sucumbir ante la frustración. Me obligo a probar una y otra vez lo que no funciona hasta encontrar la respuesta. Aunque al principio no me resultó nada grato, el día de hoy se lo agradezco sobremanera.

La relación que tengo con mi papá, me enseñó a ser una mujer fuerte y autosuficiente. El día de mañana, si llego a casarme, estoy segura de que encontraré a un hombre que se preocupe por la educación de los hijos tanto como yo y como mi padre me lo inculcó.