El apego es la vinculación afectiva y duradera que se da entre dos seres. Tiene un carácter singular por ser recíproca. Ayuda a sentirnos protegidos en momentos de amenaza, brindándonos seguridad y consuelo. La cuestión es, ¿cómo afecta el apego en la personalidad de nuestros hijos?
La forma en que progresa ese vínculo será la que marque cómo tu hijo se relacionará en las diferentes etapas de su existencia. Hay varias clases de apego y cada una de nosotras lo desarrollamos en los primeros dos años de vida. Una vez establecido, permanece e influye en cómo nos relacionamos y educamos a nuestros hijos. ¿Increíble, no?
Tipos de apego y el efecto en la personalidad. Mary Ainsworth, psicóloga estadounidense, señala cuatro formas de apego.
Apego seguro
Se da cuando el bebé se sintoniza con alguna persona que es sensible a las necesidades que tiene, generalmente la madre. Además se genera una gran cercanía emocional entre los dos.
A futuro, se convierte en una persona de carácter seguro, capaz de confiar en quien cubrió sus necesidades primarias. Sabe que esa persona lo apoyará en las adversidades y sus relaciones serán estables y satisfactorias a largo plazo.
Apego inseguro evitativo
Este tipo de apego surge cuando el bebé está rodeado de gente que no está disponible emocionalmente para él, pues no cubre sus necesidades básicas como debe de ser.
A futuro se convierte en una persona de personalidad autónoma, pero no establecerá relaciones auténticas por temor al rechazo. Tiende a ser solitaria al pensar que las relaciones no tienen importancia. Incluso reprimen sus sentimientos y evitan situaciones de angustia.
Apego ambivalente o ansioso
Las personas que se encargan de cuidar al bebé responden de manera inconsciente a las necesidades que muestra. Los hijos que se crían en este ambiente tienen una personalidad preocupada. En su adultez serán inseguros y dependientes. Se mostrarán desconfiados y preocupados por temor a ser rechazados.
Apego desorganizado
Está presente cuando los padres o quien cuida al bebé generan experiencias aterradoras en él.
Desarrollará una personalidad temerosa o violenta por haber reprimido sus sentimientos en la niñez. Los sentimientos que no expresaron en su infancia los trasladan al presente y los interpretan como peligro. Reaccionan de manera impulsiva huyendo de lo que perciben como riesgoso. Pelean cuando intentan defenderse.
¿Cómo ayudar en la personalidad de nuestros hijos?
Desde antes de que nazcan debemos mostrarles nuestro amor incondicional. Dejarles claro que pueden contar con nosotras tanto física como afectivamente. De igual modo, permitirles independizarse conforme van creciendo. Darles tiempo de calidad y olvidarnos de todo lo demás es vital para su desarrollo.