Jamás había pensado que ser soltera tuviera una parte favorita. Ya sabes, durante mucho tiempo la soltería fue vista como algo malo. La forma en que se referían a las mujeres solteras era bastante denigrante. Por fortuna las cosas han cambiado para bien y gracias a eso, muchas de nosotras nos hemos aventurado a esta gran decisión que sin duda es un cambio radical en nuestras vidas.
Un gran paso
El día que tomé la decisión de ser una mujer sin pareja, lo hice porque me sentía destrozada. Descubrí la infidelidad de mi pareja y eso me derrumbó. En ese momento mi mente estaba nublada, pero no podía hacer nada mejor que decirle adiós a alguien que me estaba lastimando. Debo reconocer que tuve miedo, miedo a la soledad (eso pensaba yo), miedo a lo nuevo. Pero luego de un tiempo me sentí agradecida por esa decisión y aprendí muchas cosas que quiero compartir contigo.
Puedes ir y venir sin rendir cuentas
Cuando comencé a salir descubrí que el mundo estaba a mis pies. Conocí muchos lugares que tal vez en otras circunstancias no hubiera conocido. Primero comencé con sitios cercanos a mi hogar. Pero poco a poco y quitándome el miedo, me atreví a salir más lejos y cada vez quería llegar más lejos. Ahora soy una viajera de corazón y sé que con la relación que tenía, esto no sería posible.
Sólo velas por tu propio bienestar
Estando en la relación me había olvidado de mi. Había optado por enfocarme en alguien más, pero ya no sabía cómo lidiar conmigo, ya no me conocía. Sin duda, ahora sé que una parte favorita de la soltería es esa, que tienes tiempo contigo y aprendes a escucharte, te conectas contigo misma de un modo tan íntimo, que una vez que lo logras nadie te romperá tan fácil.
La cama es para mi sola
Dormir con la pareja es lindo y divertido, pero ahora que estoy sola, amo tener la cama para mi solita. Me puedo expandir sin temor de golpear a nadie o quitarle la cobija.
Y la comida también
Amo comer y no me gusta que me hagan caras, que me limiten o que me juzguen por lo que como o lo que no me gusta comer. Soltera, puedo ir por la vida probando y comiendo cuanto desee sin que me molesten.
No tienes preocupaciones externas
Me he enfocado sólo en mí y por ende, las únicas preocupaciones en las que me he enfocado son las mías. Cada quien debe aprender a darle prioridad a lo que realmente la necesita.