La cesárea me enseñó a inclinarme ante la vida más allá de mi corazón

Antes de convertirme en mamá pensaba que el amor estaba en cualquier cosa que hiciera. Incluso pensaba que ese amor siempre sería completamente de mi mamá. Sin embargo, dejé de tener esa idea cuando me convertí en madre. A partir de ese momento comprendí que el amor estaba más allá de mi corazón.

La cesárea y yo

Debo reconocer que mi embarazo fue una experiencia bastante buena. A diferencia de muchas mujeres, no tuve ningún malestar. Incluso parecía que no estaba embarazada y podía hacer muchas cosas sin problema. Ya en los últimos meses fue cuando sentí que estaba embarazada. Mi vientre no se notó mucho hasta los últimos días. Todo parecía normal hasta que llegó el momento en el que me dijeron que tenían que hacerme cesárea. ¡Qué! ¿Por qué? Irónicamente, el nacimiento fue en lo único que no pensé y cuando supe que tendría una cesárea comencé a sentir angustia.

Nada de hospitales

Nunca antes había estado en un hospital y menos sola, así que mi angustia era mayor. Peor aún al saber que tendrían que abrirme la barriga para sacar a mi bebé. Con un poco de recelo tuve que aceptar mi destino. Una cesárea fue lo que me marcó, al hacerse esa herida sentí mucho dolor, pero también comprendí otras cosas.

El amor más allá de mi corazón

Cuando me hicieron la abertura comprendí que se había creado una puerta sagrada. Esa puerta sería el sendero por el cual el camino de mi bebé y el mío se cruzarían. Mi vientre y mi cicatriz me enseñaron mucho en tan sólo unos minutos. Entendí que aunque fuera una herida, era un recordatorio de algo maravilloso en mi vida. Fue justo en ese momento cuando mi vida cambió por completo. Al ver a mi bebé comprendí que el dolor había valido la pena en todos los sentidos. Ese dolor se transformó en sabiduría para mí.

Orgullosa de ser mamá

He escuchado a muchas mujeres decir que las cesáreas son desagradables por las cicatrices que pueden quedar. Siguen pensando egoístamente en sus cuerpos, en lo estéticos que son. Sin embargo, convertirse en mamá significa pensar de otra forma. Es un hecho que no debes olvidarte de ti, pero tienes que aprender a pensar en otro. Dar tu amor de manera desinteresada y hacer todo lo necesario por su bienestar. Creo que si brindas todo eso, con el tiempo lo ves remunerado y eso te hace sentirte bien contigo misma. Es en ese momento en el que estás contenta y complacida por todo lo que has hecho.