Educar a los niños es una tarea muy ardua. En este sentido sabes que tienes que ser firme para que tus pequeños entiendan, pero también que podrían ponerse muy sensibles. No obstante, muchos padres prefieren una educación estricta pues piensan que de esa forma sus hijos serán más obedientes. Sin embargo, el impacto de una educación inflexible o rigurosa puede ser desalentador…
El impacto de una educación estricta
Un estudio reveló que la educación estricta no siempre es tan buena como se cree. En este sentido, se espera que el niño sea disciplinado, responsable y educado, pero la verdad es otra. Al presionar tanto a los niños para cumplir ciertas expectativas, ellos aprenden a hacerlo a como dé lugar. No importa qué clase de artimañas tengan que hacer con tal de efectuar lo que se les ha pedido. Es decir, conviertes a tus pequeños en mentirosos profesionales.
Los niños mentirosos
Antes que espantarte porque tu pequeño es mentiroso, piensa que su desarrollo cognitivo es muy bueno. En este sentido, intenta resolver los problemas que se le presentan de diversas formas. Además, son capaces de crear diversos escenarios que les ayuden a sostener sus mentiras.
Aprenden a tomar decisiones
También aprenden a tomar decisiones de forma independiente. Es cierto que tal vez no son las mejores, pero demuestra que conocen sus prioridades y son capaces de hacer lo necesario con tal de cumplirlas. Solo necesitan más orientación para hacer lo correcto y aceptar las consecuencias de sus actos.
Tienen buena memoria
Para ser un buen mentiroso hace falta una buena memoria. Sólo de esa manera podrán sostener cada uno de los escenarios que han creado. Por ello debes aprovechar esa habilidad y dirigirla hacia propósitos un poco más nobles. Por ejemplo, pueden emplear esa habilidad en diversos intereses escolares.
¿Tú qué piensas?