El abuso físico y sexual es un tema delicado y lleno de tabúes. Desafortunadamente vivimos en una sociedad en la que se culpa a la víctima y se justifican las acciones del victimario. En este sentido todos tenemos un poco de culpa, sobre todo cuando repetimos prejuicios como: “tú lo provocaste”, “¿cómo ibas vestida?”, “por qué andabas tan sola y de noche”. Cierta exposición en la ciudad de Kansas exhibe la ropa que utilizaron algunas víctimas de violación. Créeme, te sorprenderías al verla…
La sensualidad es inherente al ser
Todos los seres humanos somos seres sexuales; por tanto, no pueden arrebatarnos nuestra belleza ni nuestra sensualidad. Por más que alguien intente reprimirla, siempre reluce en algún aspecto. Además, debemos reconocer que tenemos el derecho y la obligación de reconocer nuestra belleza corporal y lucirla. Esto nos nos hace mejores o peores personas, pero sí mujeres íntegras que disfrutan su sensualidad y sexualidad de forma sana.
La ropa no justifica el abuso… ¡nunca!
Desafortunadamente, he vivido algunos episodios de misoginia a lo largo de mi vida. Lo peor de ellos fue que muchas mujeres protagonizaron estos eventos. Durante la universidad me sentí con la libertad de utilizar vestidos, faldas y shorts. La verdad es que casi no lo hacía, por tanto, comencé poco a poco. Un día fui a la escuela con un vestido entallado. Una amiga al verme preguntó: “¿Por qué usas vestido?, ¿a quién vas a ver?”. Le dije que me gustaba usarlo y ya, pero ella no me creyó. Otro buen día decidí usarlo de nuevo y me dijeron que si usaba eso, por eso los hombres me faltaban al respeto…
¿Y cómo iban vestidas las víctimas?
Para montar la exposición se recopilaron 30 casos de los cuales se obtuvieron, fotos, prendas y testimonios. Lo más desgarrador de todos ellos es darnos cuenta de que lo menos importante es cómo iban vestidas las víctimas al momento del ataque. En este sentido no hay prendas provocativas, sino ropa casual que podemos usar tú y yo todos los días para ir a la escuela, al trabajo o al supermercado; actividades que hacían las víctimas al momento de ser atacadas. Por tanto, debemos hacer hincapié en castigar la violencia y el abuso antes que culpabilizar a la víctima.