El amor más fuerte y más puro que una puede sentir es hacia sus hijos. Es un amor desinteresado que no busca ventajas, que lo da todo, que sacrifica, que no cela. El hombre de mi vida es mi hijo y no cambiaría eso por ninguna otra historia de amor.
Cuando te conocí
Quería encontrar al hombre de mi vida en un sitio concurrido. En una fiesta, o en una cafetería quizá. Sin embargo, terminé encontrándolo dentro de mí, en mi vientre. Lo imaginaba vestido elegante, con pantalones, saco y corbata y lo encontré desnudo y vulnerable. Pensé que cuando lo conociera estaría vestida con un lindo vestido y con mi cabello arreglado. No fue así, tenía una bata rosa y estaba llena de sudor. También creí que iba a sonreír coqueta para él y conversar de todo y de nada. Pero cuando por fin lo vi, lloraba como una niña pequeña mientras besaba su frente.
Cuando me enamoré de ti
El día en que naciste, conocí al fin al hombre de mi vida: mi hijo. Porque toda mi vida cambió el día que llegaste y me llenaste por completo con ese amor que nunca antes había sentido. Había amado mucho, había querido mucho, pero hasta que tú apareciste no comprendí el verdadero significado del amor. Por eso quiero agradecerte que me hayas descubierto este mundo diferente de cariño y protección. Y es que me has hecho amarte con locura sin hacer nada, solo por ser tú.
Amor eterno
Una sola sonrisa tuya basta para llenarme por completo el corazón. Me siento más segura porque por primera vez sé que formo parte de la vida de una persona de forma inevitable, con un lazo que no se romperá jamás. Y eso es lo que me da fuerza.
Tú me das la fuerza, la alegría y mantienes mi sonrisa. Pero también me mantienes alerta, siempre dispuesta a protegerte, a quererte y a darte todo. A cambio, recibo la certeza de que me quieres, de que te quiero y de haber descubierto por fin el amor eterno. Ese para siempre que tanto había buscado sin encontrarlo.
Quiero que sepas que pase lo que pase siempre me tendrás a tu lado. Por muy lejos que esté, siempre estaré contigo, apoyándote, dándote fuerzas para superar cualquier prueba que la vida te presente. Y quiero que sepas que nunca, nunca estarás solo, que estaremos irremediablemente unidos hasta el final y más allá. Imaginé a mi hombre perfecto tomar mi mano y llevarme lejos… pero fui yo quien lo tomó y quiso impulsarlo tan lejos como pudiera.
