A muchas mujeres les causa conflicto que su pareja pase horas pegado al móvil por el trabajo, incluso, que se entreguen en cuerpo y alma. Claramente, esto ocasiona distanciamiento y problemas frecuentes en la relación, pero ¿por qué? Pareciera que lidiar con un hombre adicto al trabajo es malo. Muchas mujeres huyen en cuanto ven a un hombre que se apasiona por lo que hace, jamás he entendido por qué hacen esto. Siendo sincera, a mí me gusta tanto que lo considero atractivo en mi pareja. La manera en que se preocupa porque todo vaya bien en la empresa y en que se interesa por el bienestar de los empleados me parece un aspecto noble que pocas personas en su mando hacen.
¿Es un problema?
Como todo, al principio creía que exageraba. Literal, se la vivía pendiente de las llamadas y mensajes del trabajo. Incluso, me atrevo a decir que estaba más pendiente de ellos que de mis mensajes. Me desconcertaba pensar que prefería trabajar que estar conmigo, nunca reclame de forma directa; al contrario, lo hacia entre bromas que con el tiempo fueron más frecuentes hasta que él abordó el tema sin que yo lo buscara. Es gracioso, pero sentía celos de su trabajo, tanta era su entrega y compromiso, que me dejaba en modo de espera para atender cuestiones del trabajo. Nunca afronté el tema, él lo hizo sin que yo me quejara. La manera en que tocó el punto fue sutil, diría él: “Ser asertivo es importante”.
Empatía
Comprendí que su trabajo lo apasiona. Se entrega porque lo disfruta tanto que no le pesa levantarse temprano y trabajar horas extras. La manera en que habla del trabajo suele ser estresante, pero jamás se queja. Aunque a veces está agobiado siempre me contagia su amor por el trabajo. No te mentiré, le gusta pero como una vez me dijo: “Si no trabajo no hay gustos por complacer“ y vaya que tiene una novia caprichosa. La manera en que me consiente también me hizo comprender su compromiso. Más que eso, la manera cómo abordó el tema (comunicación), su forma tan persuasiva y el entusiasmo que siente por el trabajo me hicieron entenderlo. Además, disfruto tanto cuando me habla de su empleo y, aunque no entiende bien a qué se refiere, amo cómo se da el tiempo de explicarme con detalle. Amo que me adentre en su mundo.
¿Soy afortunada?
Aunque es un apasionado, le dedica tiempo a la relación. Las llamadas y mensajes inesperados nunca faltan durante mi día y, eso me hace sentir más importante. A pesar de las miles de juntas que tiene al día y varios contratos por cerrar, siempre esta pendiente de mí. ¿Cómo no querer a un hombre así? Que disfruta su trabajo y se toma el espacio para decirme cuanto te quiere. Me siento afortunada de conocer a alguien como él, así como se compromete con el trabajo lo hace conmigo.