Me vendieron a Erick como el chico agradable, había salido de una relación destructiva de 5 años en el que el alcohol y las malas palabras abundaban. Por eso cuando mi linda hermana me presento a este chico lindo …pensé tranquilo es agradable, quizás este es el camino. El no era el hombre equivocado ¿o sí?
Me gustaban los chicos malos
Ese siempre había sido mi problema. Tenía 31 años y siempre había sido un poco inconformista, me gustaba vivir contra la corriente. Siempre iba en contra de todo lo que hacían los demás. Trabajaba como bar tender en varios bares y eso me gustaba bastante. Tuve tanta suerte que al poco tiempo me hice la dueña de una mini cafetería. Mi educación fue muy tradicionalista y por eso estuve a punto de casarme con el hombre equivocado.
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Comencé a preguntarme si quería la vida de esposa
Llega un punto en la vida de toda mujer en la que te preguntas si quieres se esa chica. Erick es un hombre atractivo, rubio alto y fuerte. Bien podría haber sido modelo con un poco de suerte. Yo era una chica bastante morena, con piernas gruesas y mi mayor atractivo dicen, es mi sonrisa. Realmente el y yo no entonábamos muy bien físicamente. El tenía 36 años, estaba ya establecido, con un buen trabajo y listo para la siguiente etapa en su vida. Comenzamos a salir con regularidad, me cortejo como todo un caballero.
Erick es un hombre inteligente, de esos que piensa antes de hablar. Sumamente encantados al hablar con una mujer. El siempre tiene temas interesantes para sacar platica bajo la manga. El no podía ser el hombre equivocado.
Comenzamos a salir más enserio
Lo acompañe a bodas y bautizos, entre bromas los amigos nos preguntaban cuándo íbamos a dar el siguiente paso. Llevábamos un año saliendo, las matemáticas salían perfecto. El tenía 37 y yo 32. En el momento en que comencé a preguntarme si estaba dispuesta a ser su esposa, un largo temblor recorrió todo mi cuerpo. Al poco tiempo erick llego con unos catálogos y me dijo, escoge el anillo que más te guste. Le conté a mi mejor amiga y a mi hermana y todas saltamos de la emoción.
Una semana más tarde
Después de haber visto varios anillos caros en el centro comercial, quede en tomarme una copa de vino con una amiga. Ella me contó como supo que haberse casado con su marido fue un grave error. Lo supo justo el día de su boda, al mirarse en el espejo con el vestido.
“Entonces, ¿por qué lo seguiste?” Yo pregunté. Ella se encogió de hombros, “Quería una boda. Quería casarme”.
Mis dudas aumentaron, en ese espacio entre la vigilia y el sueño. En la cama con erick murmurando que me amaba por detrás del oído mi pánico comenzó a sentirse evidente. Pasó otro año. Comencé a tener la esperanza de despertar y sentir el amor. Incluso oré por ello, pero nunca sucedió.
Un día me regalo un par de aretes
Cuando vi la caja, estaba a punto de vomitar. Suspire de alivio cuando abrí la caja y vi que eran aretes. El parecía herido, ambos lo sabíamos solo que ninguno tenía el valor de decir que nos estábamos conformando el uno con el otro. Fue ese día que me decidí a terminar con la relación. El se mudo de mi casa y compro a un par de calles. Nos volvimos amigos con el tiempo, lo ayude a decorar su nuevo hogar.
Erick encontró novia
habían pasado ya casi 5 meses, cuando me pidió que le cuidara a su perro mientras salía de viaje. Me sentí un poco obligada a cuidar a su viejo pitbull. Mientras alimentaba a su creatura sin pelo vi la foto de ellos en el refrigerador. Agarre la foto y vi la leyenda de atrás. “Eres lo mejor que me ha pasado en el mundo, te amo erick”. Entonces comencé a temblar y a dar vueltas en mi mente. No podía creerlo ella le decía que lo amaba con solo 5 meses de conocerlo y yo no pude decírselo de forma sincera en todo un año.
Empecé a llorar y no pude parar. Lloré de confusión y autodesprecio y autocompasión. Y luego lloré de envidia. Me limpié la cara y me senté cuando eso sucedió.
La envidia era mi problema, no el arrepentimiento
Yo no quería a Erick , de hecho estaba feliz de que nunca hubiésemos comprado un anillo. Estaba feliz de que él estuviera feliz. Merecía amor y felicidad recíprocos. Tenía envidia de la certeza de esta chica, y la certeza de Erick , incluso si era falsa. ¿Qué tan bueno sería saber que amas a alguien con todo tu corazón?
Años más tarde descubrí ese sentimiento, cuando la luz entraba por la ventana. Estaba acostada al lado del hombre que sería mi esposo. ¿Cómo lo supe, no lo sé? Simplemente mi corazón lo sintió. Estoy feliz de no haberme casado con el hombre equivocado.