Ser aprensiva con las personas o las cosas es algo malo para ti y tu salud. Eso lo he ido aprendiendo poco a poco y por eso es que he decidido trabajar en ello para que deje de ser así. Me ha costado trabajo, debo aceptarlo, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que es un paso acertado que he dado.
Una de mis características
A veces pienso si el fuerte carácter que tengo de verdad tendrá algo que ver con el signo zodiacal por el que estoy regida. En realidad, es algo que jamás sabré a ciencia cierta. Sin embargo, lo que me parece bastante curioso es que muchas de las cosas que me caracterizan, de verdad tienen una estrecha relación con mi signo del zodiaco. Celosa, enojona, posesiva, aprensiva y un sinfín de cosas. A veces no resultan buenas del todo, pero otras veces me han ayudado más de lo que imaginas.
Lo que he aprendido
Debo reconocer que ser aprensiva con la gente que me rodea no ha sido bueno. Era posesiva con las personas, pues quería que me prestaran atención, pero eso a veces es más asfixiante de lo que imaginas. En mi caso, lo aprendí poco a poco y para que eso pasara algunas personas tuvieron que irse de mi lado.
No debo ser aprensiva
Erróneamente pensaba que con ciertas actitudes podría hacer que la gente se quedara o acercara a mí, pero no funcionaba. Yo no me daba cuenta. Inconscientemente hacía cosas que no eras las más adecuadas. Por ejemplo, preguntaba constantemente qué hacía la gente. También quería saber qué harían con anticipación, porque, al menos a mí, me gusta programar mis actividades. Obviamente jamás lo hice con mala intención, pero así lo tomaban todos. Sentían que los tenía vigilados y en vez de pasar un buen rato terminaban enojándose.
Dejar fluir
Al principio no entendía por qué la gente se enojaba o alejaba de mí, hasta que un amigo me lo dijo. Él sabía que yo no lo hacía de mala onda, pero los demás no lo entendían. Debo reconocer que me dio un poco de risa, pues jamás lo había visto de ese modo. Sin embargo, para no seguir dañando mis relaciones hice algo al respecto. Comencé a dejar de ser aprensiva con las personas. Ya no preguntaba más de lo que ellos me quisieran decir. Ahora ellos eran los que se sacaban de onda porque “ya no me interesaba en sus vidas”. Fue muy gracioso, porque de cualquier modo no estaban contentos.
Sólo veo por mí
Sonará egoísta, pero ahora sólo me enfoco en mí y en realidad no me importa lo que los demás piensen. Así que a las personas que conozco de tiempo atrás no les pregunto más de lo necesario. A las personas nuevas en mi vida me aseguro de no saber más de lo que ellas quieran que las conozca. De esta forma me ahorro problemas.