No mereces una sola palabra más de mí hacia ti; sin embargo, tengo que expresarme para liberarme de ti y quedar en paz conmigo misma. Si no hago esto, no podré recuperar la felicidad que perdí contigo. Fuiste un cobarde que jamás supo valorar a la persona que tenías al lado.
Estás en mis pesadillas
Por las noches, no logro conciliar el sueño y todo es por tu culpa. Mi mente me traiciona y me recuerda todas las veces que fuiste un verdadero patán conmigo. Aún tengo presente la desilusión y algunas noches, las lágrimas invaden mi rostro. Sin embargo, he comenzado a entender que todos los “miedos” que tenías eran realmente pretextos absurdos.
El dolor estaba presente
Debo aceptar que estaba muy enojada por haberme involucrado contigo. El dolor y la rabia me invadían a cada instante. Hasta hace no mucho, trataba de averiguar por qué me había sucedido a mí. Por tu culpa comencé a tener miedo al amor y no lograba concebir la idea de salir con alguien más. De manera errónea siempre comparaba a todos contigo y te buscaba a ti en todos. En mi mente se resguardan los recuerdos de las locuras que compartimos, los días que fueron especiales a tu lado. Miro las fotos, recuerdo tu voz y desearía que estuvieras aquí, pero pensar en ti solo me lastima y duele más.
Antes y después
Con tu llegada y partida de mi vida comprendí que iniciaba un nuevo “antes y después” con el que podría ser mejor o peor. Decidí tomar la primera opción, no quería parecerme en lo más mínimo al cobarde que me rompió el corazón. Podría enfocar mi vida en odiarte, pero eso no vale la pena. No por ti, sino por mí, porque la única que se envenenaría sería yo. Prefiero enfocarme en mí, en rescatarme y en volver a ser feliz. Estoy aprendiendo que no necesito de nadie para sentirme completa. Con que yo esté bien, todo estará bien a mi alrededor y eso me deja satisfecha. La vida se encargará de darte tu merecido.
