El chisme es bueno y no lo digo yo, ¡lo dice la ciencia!

Desde que tengo memoria, he escuchado que el chisme es bueno. Todos lo hemos hecho alguna vez, nos guste aceptarlo o no. Es una manera en la que te mantienes en contacto con otros. Desde pequeños nos involucramos en él y a diferencia de lo que dicen, no es cosa solo de mujeres. Sí, muchos hombres dicen que el chisme es cosa de mujeres. Sin embargo, no hay ningún estudio que lo demuestre o compruebe. Más bien, quienes hacen esos comentarios persiguen un objetivo específico, ir en contra de nosotras. Además, esta práctica se ha hecho desde hace miles de años con un objetivo particular y los científicos lo han descubierto.

Inicios del chisme

Para que comprendas un poquito de lo que hablo, déjame contarte que estamos hechos para ser chismosos. El chisme, tenía una función importante en las primeras civilizaciones. A medida que los grupos humanos pasaron de ser comunidades de recolectores y cazadores a sociedades “más sofisticadas”, contar un chisme funcionó como una forma de comunicar normas sociales de manera efectiva y sin costo alguno. ¡Super! ¿No lo crees? El chisme tiene dos funciones muy importantes en la sociedad. Para empezar, regula el comportamiento de los individuos dentro de un grupo. Además, enseña a los otros a no repetir los actos de alguien que se desvió de las normas sociales. Sin duda, chismear es bueno, pues es un ejercicio de adaptación social, desahogo emocional y toma de decisiones.

Mi experiencia chismeando

Dando una pequeña introducción de la importancia e impacto del chisme en nuestras vidas, puedo decir que a mí sí me gusta ser chismosa. Quien diga lo contrario se engaña, pues veo que quien lo hace lo disfruta mucho. Recuerdo que desde pequeña me ha gustado andar averiguando un poco más de todo. Es bueno, pero hay que saber hasta qué punto se puede hacer. Mi mamá me enseñó que era bueno andar en el chisme, siempre que no afectara a nadie. No está padre hablar mal de alguien, sin importar si le conoces o no. En mi infancia, los chismes que sabía, eran cosa de risa. Temas de niños de cinco o seis años. Conforme fui creciendo, los chismes fueron cambiando hasta abarcar temas muy delicados.

El chisme es bueno

De acuerdo a la psicóloga, Dolores Pacheco, el chisme tiene un efecto relajante, produce endorfinas, quita el estrés y ayuda a adaptarte a diferentes círculos sociales. Por eso, al momento de hacerlo, nos sentimos contentos, pues nuestro cuerpo está trabajando en la producción de hormonas. Además, si estamos con gente con la que nos sentimos contentos, las hormonas trabajan más. Sin embargo, es muy importante con quién lo llevamos a cabo. Recuerdo que hubo muchas veces en las que el chisme terminaba lastimando a alguien. Conforme fui creciendo, fui aprendiendo qué y a quién debía decírselo. Siempre encontrarás a muchas personas que les gusta el chisme, pero que lo usan mal y dañan a otros. Es un hecho que compartir información con otros te ayuda a ampliar la perspectiva que tienes sobre diversas situaciones. Puedes tomar otras opiniones en cuenta para formar tu propio criterio. He aprendido a ser comprensiva, reflexiva y abierta con lo que otros dicen. Eso sí, siempre cuidando no dañar ni acabar con la reputación de nadie.