Es cierto que en ocasiones vives muchas etapas o situaciones que no te permiten desarrollarte de forma plena. No obstante, debes reconocer que algunas de ellas puedes causarla tú. Sí, así como lo lees, puede ser que tú seas la causante de todos tus problemas. Descubre si es así y busca la forma de cambiarlo…
Crees en las demás personas antes que en ti misma
No sabes por qué, pero la verdad es que siempre le has tenido más confianza a otras personas que a ti. En este sentido siempre que te encomiendan una tarea, piensas que otras personas lo harían mil veces mejor que tú. Es más, ni siquiera te das la oportunidad de intentarlo. Es normal tener miedo, pero desconfiar de ti es un asunto grave.
El miedo te derrota constantemente
Usualmente tienes miedo de hacer lo que realmente quieres. Por momentos se presentan algunas oportunidades para crecer tanto de manera emocional como de manera personal. Aunque al principio estás muy emocionada por hacerlo, minutos después buscas una excusa para abandonarlo. De alguna forma sabes que eres capaz de hacerlo, pero te da miedo fracasar. Olvida esas ideas y mejor date la oportunidad y descubre qué tan valiente puedes ser.
Reconoces en ti más defectos que virtudes
Cada vez que alguien pregunta por tus virtudes, enumeras una lista de defectos. En este sentido te es más fácil pensar en ti de forma negativa que positiva. Por tanto, necesitas mejorar tu autoestima y reconocer cada una de las virtudes que tienes. Así mismo, puedes reconocer tus defectos y trabajar en ellos.
Descubre si eres capaz de lograr más metas
Hasta cierto punto es normal sentirte asustada por ciertas circunstancias. Inclusive es normal pensar que no eres tan competente para desarrollar ciertas tareas. Sin embargo, no por ello debes quedarte inmóvil o darle tus oportunidades a alguien más. Lo que debes hacer es darte tu lugar y creer en cada una de tus capacidades. Sólo de esa forma podrás aprovechar todo tu potencial, y ser una mujer plena y feliz.
