Todas la personas tenemos actitudes y comportamientos que nos caracterizan, y por eso nuestra familia, amigos y conocidos saben cómo reaccionaremos ante ciertas situaciones. Hoy te compartiré un par de cosas que suelo hacer, pero que quizá sólo entiendan las chicas obsesivo-compulsivas, como yo.
¿Qué tienes?
Primero quiero que sepas que el trastorno obsesivo-compulsivo consiste en que las personas que lo padecemos tenemos pensamientos, sentimientos, ideas, sensaciones (obsesiones) y comportamientos repetitivos e indeseables que nos impulsan a hacer algo una y otra vez (compulsiones). Y aunque no lo creas, me esfuerzo por evitar estos comportamientos; sin embargo, siento que las cosas no están bien y termino siendo una de las chicas obsesivo-compulsivas
Limpieza máxima
Lo admito, me declaro culpable. Me encanta limpiar, amo limpiar. Soy de las personas que acaban de terminar de limpiar y vuelven a limpiar. Por ejemplo: antes de cocinar limpio. Mientras voy cocinando voy limpiando. Al terminar de cocinar vuelvo a limpiar, aunque no haya qué limpiar. Si barro, sucede lo mismo.
Orden y más orden
Y pues igual me encanta que todo esté ordenado, y si es por colores y de claros a oscuros, ¡mucho mejor¡ Es más, si vieras mi armario quizá te sorprendería porque todo está por colores, modelos y estilos. Por ejemplo: primero me gusta poner las chamarras, luego los suéteres, después las blusas de vestir de mangas y finalmente las blusas de vestir de mangas cortas. Y así sucesivamente… Pero no creas que esto es exclusivo de la ropa, no. También me gusta ordenar los trastes y recipientes de plástico por formas y colores, así como los alimentos de la alacena. De hecho, también me gusta que los billetes estén mirando hacia el mismo lado y acomodados por cantidad. Siento que todo se ve bonito y es muy práctico, ya que sabes dónde está cada cosa.
La manía de cerrar todo
Y al terminar de arreglar mi ropa, pues tengo que cerrar la puerta del armario. En realidad, siempre cierro todas las puertas que están abiertas, y cuando digo todas no sólo me refiero a las de la casa. No. También cierro las puertas de las casas de mis amigas, la oficina, el restaurante… ¡Ah!, y cuando cierro la puerta con llave tengo que hacer lo siguiente: verificar si en verdad cerré. Y así toda mi vida.
Cuentas claras…
Sí, me fascina contar cuántos pasos doy en una calle, ya que así verifico si siempre doy los mismos pasos. Y si no es así, analizo qué hice diferente para que eso ocurriera. Además, me gusta contar cuántas veces mastico mis alimentos y cuántos sorbos le doy al vaso con agua.
Y en las redes sociales…
En Instagram me gusta hacer algo: darle like a tres publicaciones con la misma temática y tonalidades. Quizá te preguntes: “¿por qué haces eso?”. Mi respuesta es sencilla: al revisar las imágenes a las que le he dado like, cada fila (que son de tres publicaciones) se encuentre en orden. Por ejemplo: que una fila de imágenes sea sólo de fotos en blanco y negro y la siguiente fila tenga sólo fotos de animales. En cuanto a las publicaciones que hago, a veces suelo publicar tres imágenes consecutivas que sean de un mismo tema o estén relacionadas, por ello trato de capturar tres ángulos de una misma fotografía. Y en Facebook no me gusta ver que tengo notificaciones ni mensajes, por ello siempre reviso todo. Esto se repite con los correos. Y si hablamos de WhatsApp… Pues no me gusta enviar mensajes con errores ortográfico; si esto sucede, reenvío el texto o sólo la palabra mal escrita acompañada de un asterisco. Esto solo lo entenderán las chicas obsesivo-compulsivas.