Cosas “graciosas” que pasan en terapia y te hacen reflexionar

Mucha cosas pasan en terapia, de eso no me queda duda. Si las paredes de cada consultorio pudieran hablar, nos sorprenderíamos de lo que saben. De la misma forma, al hablar con los psicólogos, si estos rompieran su política de privacidad, ¡qué cosas nos contarían! Hace unos días tuve una plática fuera de lo ordinario con mi terapeuta. No le pedí que me comentara los secretos de sus pacientes, pero sí quería saber qué cosas eran las más bizarras que había visto o escuchado. Esto es lo que me contó…

“Necesito estar siempre con él”

Muchas mujeres llegan a terapia porque una ruptura las ha orillado a eso. No llegan porque busquen mejorar su autoestima o porque quieran fortalecer sus lazos. Lo más curioso es que al terminar la relación sienten que el mundo se viene encima y su vida deja de tener sentido. Pareciera que sus vidas son poco interesantes que necesitan del otro para combatir su soledad. La verdad es que se dice fácil, pero no lo es. Yo pasé por una relación que me derrumbó y me costó mucho trabajo salir adelante. Sin embargo aquí estoy, viendo con mejor cara la vida y luchando cada día por mejorarme a mí misma. De esa manera aprendo a lidiar con la soledad y la disfruto al máximo.

“Para olvidar mis penas voy de compras”

Es más común en las mujeres que en ellos, pero parece que es la mejor salida cuando nos sentimos mal. Sí, de momento se siente una gran satisfacción obtener algo que tanto has deseado, ya sea un suéter, un bolso o unos zapatos. También hemos trabajado para ello, ¿no? El  caso es que incluso cuando trabajamos para darnos pequeños lujos, no significa que siempre debamos hacerlo. Es importante también cuidar ese dinero que hemos ganado con trabajo.

“¿Por qué te quedas callado?”

Si algo es muy común en las sesiones de terapia es que todos acudamos buscando una respuesta a nuestras acciones. Parece que tenemos la creencia de que ir al psicólogo significa pagar para que el experto nos dé la clave para que nuestra vida sea mejor. La realidad es otra, pues la terapia sirve para que veamos nuestros errores y los analicemos para encontrar la mejor solución. Si sigues creyendo que otro debe darte la respuesta, debes reconsiderar si sigues pagando o no.

“Me preocupa no hacer feliz a todos”

Una de las cosas más graciosas que pasan en terapia es cuando las personas van agobiadas por no caerle bien a todo el mundo. Sienten un gran peso para hacer feliz a los que la rodean. Vivir de esa manera resulta desgastante luego de un tiempo. La única persona en la que debemos enfocarnos para conseguir su felicidad es en nosotros mismos. No somos un chocolate o un regalo para hacer felices a todos.

“Ya no puedo más”

Hay quienes acuden a terapia porque se hunden en un enorme agujero negro. Sentir que ya no se puede más, está mal. Debemos ser conscientes de que no todo el tiempo podemos con la cotidianidad. De lo único que debemos y podemos hacernos cargo es de nosotros y nuestras acciones. Lo que los otros hagan es asunto solo de ellos.

“¿Qué pastillas me ayudan a calmar mi angustia?”

Sin duda, no faltan quienes acuden a terapia con la única esperanza de recibir pastillas milagrosas para resolver sus problemas. Creen que hay pastillas que calman el estrés, la depresión o la angustia. Sí existen, pero no son la solución más óptima. Lo mejor siempre es afrontar la situación y tomar decisiones al respecto.