Estaba depurando mi habitación por eso de que termina el 2016 y debemos decir adiós al año viejo. Entonces me encontré con algo que escribí hace algunos ayeres cuando estaba envuelta en el amor y la destrucción de una pareja inestable y violenta. Lo escribí como terapia para sacar todo lo que sentía en ese momento y realmente me estremece leerlo ahora. Así que necesito compartirlo con ustedes como si fueran mis amigas y yo la suya. Es una experiencia que muchas deberían conocer, pues fue un infierno en serio. Por esta razón les pido que lean lo que he transcrito para ustedes.
Él convierte mi vida en un infierno pero lo amo
Hoy despertaste a mi lado como muchas otras veces y aún me siento la más afortunada de tenerte. Esta mañana siento que no quepo de alegría y gozo, que me quema el cuerpo de amarte tanto y te veo durmiendo y no me levanto. Solamente puedo sonreír y se me borra la vista porque se mojan mis ojos de emoción. Entonces me seco con la sábana discretamente para no despertar en ti la furia y es que te ves tan diferente y bello cuando duermes. Recuerdo cuando nos conocimos, inmediatamente me dijiste que era tuya y yo me sentí tuya desde ese instante. No sé si haya sido amor a primera vista, lo que sé es que no tuve de otra. A partir de ese momento ya no miraba a nadie más porque solo en ti pensaba.
Conforme los días y las citas pasaban tú me fuiste enamorando, supongo que es lo normal. Con el tiempo ya no hubo escapatoria porque yo empecé a amarte tan aferrada como lo hago ahora. Que me siento sola y atrapada pero que si no estás no siento nada, me siento completamente sin vida. Después de todo ya no tengo amigos, todo lo que soy, lo soy por ti, para ti y contigo. ¿Te acuerdas la vez que estaba con Leo, mi mejor amigo? Tú llegaste lleno de celos a decirle que se alejara de mí, que yo era tuya. ¡Ja, fue chistoso! Recuerdo que reí mientras tú bufabas de ira. Me sentí halagada aunque después me dio tristeza.
Anoche en un arranque me besaste casi con desprecio y me dijiste las peores cosas, las peores para mí. Despierto hoy mirándote así tan guapo y sexy y tierno. Solo pienso lo mucho que quisiera que estuvieras junto a mí diariamente por el resto de mis días. También recuerdo los días que no paré de llorar y pedirte perdón por no haber hecho nada. Muero de miedo pero hoy me voy. Te amo tanto pero me hieres tanto…
¡Ya no más!
Ahí terminé de escribir y me da mucho orgullo contarles que realmente terminé con eso, que los finales felices existen cuando una quiere. Ahora, aunque fue algo muy difícil, lo superé y he conocido al amor de mi vida. Aprendí que esos celos posesivos eran violencia y todo lo demás también, que me denigraba como mujer. Así que mujeres, debemos darnos ese amor propio antes que esperemos que alguien venga a amarnos. Somos más que suficientes para nosotras mismas. ¡Sí podemos! No quiero decir más porque creo que esa carta no entregada dice bastante.