Como la oveja negra de mi familia puedo decir que muchas veces me he sentido incomprendida. A pesar de tener a unos padres maravillosos, una abuela materna que me enseñó cómo ser una buena persona y un hermano que a menudo me enseña lo que es la perseverancia, a veces pienso que no encajo. Siempre existen cosas que no puedes compartir con tu familia de sangre y entonces te encuentras por ahí con algunas personitas que se convierten en más de lo que imaginabas.
Lo compartido nunca se olvida
Desde hace muchos años una bolita de locos me adoptó. Si pudiera describir a cada uno, les aseguro que nunca podría acabar de contarles las locuras que hicimos cuando éramos adolescentes. Comenzaría a describir a mi gran segunda familia como… ¡disfuncional! La descripción ha cambiado conforme a los años y espero que en algún momento de mi vida adulta pueda solo pronunciar la palabra incondicional para poder describir a estas hermosas personas en mi vida.
El valor de hacer amigos que se quedan contigo
Me encantaría decirte que he descubierto la fórmula perfecta para tener amigos para toda la vida. En realidad creo que solo puedo decirte que los buenos amigos comparten inicialmente una etapa de vida en la que existen muchos cambios y aprendizajes. Los verdaderos amigos comparten un montón de experiencias, sueños, buenos y malos días. Lo importante de hacer amigos es que tienes distintos mundos a los cuales voltear y sentirte orgullosa. Yo lo hago todos los días, aunque no estén cerca. Así es como veo Marruecos a través de los ojos de mi amigo el más borracho; el piso del departamento nuevo debajo de la melena de mi amiga la más atrevida; las spartan race a través de las gotitas de sudor de mi hermana la más perseverante; la vida en carretera con una melena rubia y hasta la noche trabajando en un restaurante a través de los ojos de mi chaparro.
¿Cómo escoger buenos amigos?
A mis ya 28 años puedo recomendarte que estas personas a quienes les vas a ofrecer tiempo, dedicación, amor y el título de tu segunda familia tengan algunas características:
- Quédate con los amigos que te lleven adelante. Estas personas que siempre quieren más. Sígueles el paso. Las segundas familias están para inspirar, pero, sobre todo, para impulsarte.
- Busca personas que te escuchen en tus peores momentos sin juzgarte. Y también a las que sean tan valientes como para decirte todos tus defectos.
- Que irradien felicidad y te hagan sentir amado siempre que estás con ellos.
- Personas perseverantes. Escoge a aquellos que te busquen cuando desaparezcas, que estén presentes en los momentos importantes y también en los más trágicos.
- Confidentes que nunca cuenten tus secretos o que sencillamente se les olviden. Amigos en los que puedas confiar un sábado a las 3 de la mañana cuando te has quedado varada en la carretera.
- Con una personalidad diferente a la tuya, para que siempre puedan darte una nueva perspectiva.
Ya que elegiste, viene la chamba más difícil de todas
Me refiero a conservarla a cualquier costo. Sucede que mientras vas creciendo, las responsabilidades, el trabajo, el dinero, el tiempo y muchas otras cosas te hacen perder de vista lo más importante. Cuando tenía 16 años, pasaba aproximadamente unas 24 horas el fin de semana con esta hermosa familia. Cuando tuve mi primer novio formal, este tiempo disminuyó a unas 7 horas a la semana. Ahora que tengo 28, paso 2 o 3 horas con ellos cada mes si es posible. El tiempo se va, la vida pasa y cuando menos lo esperas esas tardes que pasaste encerrada viendo Netflix, o ese fin de semana libre que estuviste trabajando extra son horas que pudiste compartir con personas a las que amas. Si existe un trabajo además de ser mamá, trabajadora, hija o nieta ese es ser amiga.
Aprovecha el tiempo, escoge bien a tu segunda familia y espero de corazón que tengas la suerte que yo tengo. Es decir, la bendición de contar con estas personas en las distintas etapas de tu vida. Así, podrás pasar tu vida adulta rememorando recuerdos, sin rencores y con mucho amor por la vida que tuviste.