Hay días en los que simplemente todo sale mal y cuando piensas que eso no puede empeorar, lo hace. Lo peor de esta situación es que con los días parece agravarse más y más. En consecuencia, comienzas a hacer todo con desgana y mal. Te sientes agotada, pero a la vez piensas que estás exagerando. ¡Chicas, a todas nos sucede al menos una vez! No está mal, no somos infalibles y eso me tomó mucho tiempo entenderlo.
No somos infalibles
Como mujeres nos sabemos capaces de hacer lo que sea sin importar cuán difícil o cuanta experiencia tengamos en el asunto. Además, nos encanta hacer las cosas lo mejor posible, por tanto, nos exigimos todo el tiempo. Nos gusta hacer las cosas como se debe y si es posible, a la perfección. Por eso, nos frustramos con facilidad cuando algo no sale como lo habíamos planeado. Este ritmo de trabajo tan acelerado cobra factura antes de lo que nosotras creemos. ¡Chicas, no somos infalibles y eso a veces lo aprendemos a la mala! Por ejemplo, yo vivía a dos horas de distancia de mi trabajo, estaba escribiendo la tesis y atendía algunos proyectos personales. En algún punto las exigencias eran mayores y mi descanso menor. Como estaba acostumbrada a trabajar bajo estrés no le presté mucha atención a mi cuerpo y puff: ¡me dio colitis nerviosa!
Sin creatividad, sin ánimos, pero con mucho sueño
Tanto estrés y periodos de enfermedad estaban acabando conmigo lentamente. Comencé a sentirme cansada todos los días. Hacía mi trabajo cada vez más lento y sentía que la creatividad me había abandonado para siempre. Cuando llegaba a casa sólo tenía ganas de acostarme y ver el tiempo pasar. No tenía ganas de salir y mucho menos de ver a mi novio. En verdad no le veía fin a esa mala racha, de sólo acordarme me da horror.
Chicas, a veces está bien sentirse mal
Tras mi primer episodio de colitis me sentía muy enojada y frustrada. No podía ser que me enfermara sólo por un poco de estrés. Además, había ocasiones en las que tenía más actividades que hacer y no me sentía capaz. En ningún momento me puse a pensar que había llevado mi cuerpo al límite. Por tanto, éste había reaccionado de la forma menos desastrosa posible. Entonces, no quedaba más que reposar hasta sentirme mejor. También tuve que aceptar que las cosas no siempre salen como quiero y eso no debe frustrarme. Antes bien, me obliga a buscar la forma de hacerlo mejor.
Sí, chicas, incluso ustedes necesitan descanso
Después de esos meses de estrés incontrolable y tras la enfermedad comprendí que merecía un descanso. Todo lo sucedido me obligó a poner mis prioridades en perspectiva y obviamente mi salud es una de ellas. Por tanto, trato de tomarme los deberes con calma, Con ello no quiero decir que no debes ser responsable, sino que equilibres todas tus actividades diarias. De esa forma no tendrás que lidiar con la presión, otra cosa que me ayuda es ir al gimnasio y salir por lo menos a pasear por el parque diariamente. Ambas cosas hacen que mi mente se despeje y me sienta activa y feliz.
¿Les ha pasado algo similar?