Hola, hermana. Hace unos días estuve observándote más de lo normal y me di cuenta de algunas cosas. Noté que has crecido mucho desde que naciste. Todavía recuerdo cuando un día cualquiera noté que mamá tenía una panza gigante y me hizo saber que estabas en camino. Tampoco olvido cuando llegaste a casa, yo aún era muy pequeña y no sé de dónde sacaba fuerzas y ánimos para cargarte y cuidar que tu cabecita no se golpeara con algo. En fin, recuerdo otras cosas de nuestra infancia, pero lo cierto es que ya no somos unas niñas. Veo que maduramos más poco a poco y quisiera decirte un par de cosas que aunque conoces, a veces se nos olvidan por la rapidez de la vida.
Siempre puedes ser más fuerte, pero no tienes que hacerlo sola
Me sorprende ver todo lo que has hecho, cuánto has avanzado y crecido en todos los aspectos de tu vida. He visto de cerca tus triunfos y tus retrocesos. Conozco tus miedos. Sí, aunque no lo creas los conozco. Sé qué es lo que amas y qué aborreces. Conozco al tipo de personas con las que te relacionas y sé bien quiénes son los amigos a los que más aprecias. Sé que algunas situaciones por las que has pasado no han sido nada fáciles. He notado que has tenido problemas en la escuela un par de veces y que has salido adelante a pesar de todo. También sé que algún amor y un par de amigos te han desilusionado, pero ¡mírate! ¿Quién los necesita? También sé que algunas veces has sido tú quien ha fallado, pero lo reconociste e intentas mejorar a diario. Siempre puedes ser más fuerte de lo que crees, pero eso solo lo descubrirás conforme te sucedan cosas más devastadoras. Te recuerdo que no tienes que hacerlo sola. Adelante, aquí estoy.
Me encanta escucharte
Ya sé que esta parte de la carta suena super cursi, pero es verdad. Aunque sé que lo sabes, no está de más reiterarte que siempre puedes contarme todo. Estoy consciente de que hay cosas que una decide guardarse para sí misma, por protección o por paz interior. Sin embargo, no está de más recordarte que si necesitas hablar de algo te puedes acercar a mí. Es cierto que a veces discutimos porque tomamos los objetos de la otra o por cualquier otra pequeñez. Pero esas cosas son insignificantes. Siempre estaré dispuesta a escuchar un chiste, el chisme de una de tus amigas o algún problema con tu trabajo o escuela. Cuando sientas que hay algo con lo que no puedas más, si hay algo que te incomoda, no dudes en decirme. Yo no te voy a juzgar ni te voy a hacer sentir mal.
Somos como amigas, pero mejores
Yo he tenido mejores amigas, amigas que han sido muy lindas e increíbles y que en ocasiones he considerado mis hermanas. No es incorrecto, hay amigas a las que amas y te aman tanto que se acercan a ser parte de tu familia. Sin embargo, entre hermanas de verdad hay algo más. No sé si se trata de algo espiritual, biológico o por el tiempo y espacio que compartimos al vivir juntas. Pero eso estoy segura de que tener hermanas es mejor que tener amigas. Te amo y te admiro.