Cuando te conviertes en madre, miles de preocupaciones te invaden, pues no sabes si la labor que harás será la correcta o no. Conforme pasa el tiempo, la situación se va ajustando poco a poco. Sin embargo, es importante que nunca te alejes de su lado para que sientan tu apoyo y amor. La cuestión más difícil, quizá, ocurre cuando los hijos dejan el nido. ¿Qué hacer para no cortarle las alas y permitirle volar alto?
No se nace sabiendo ser padre
No existe ningún manual o cartilla que te indique cómo realizar tu labor de padre. Sólo hay algunos consejos y enseñanzas sobre lo que tu hijo vivirá en distintas etapas de su vida. Eso no quiere decir que ya tengas resuelta la manera en que lo entenderás. Sólo las experiencias que irás adquiriendo en el camino y los valores de tus padres son las armas que tendrás para esta tarea. Con el paso del tiempo, los hijos deben asumir un papel por sí mismos, pero muchas veces nosotras interferimos en ese proceso.
Cuando interfieres para que tu hijo no deje el nido
El momento en que un hijo está listo no se puede determinar. Puede suceder entre los 18 y 25 años de edad, pues es en este momento es cuando los hijos comienzan a madurar emocionalmente. Son conscientes de las consecuencias de sus actos, su pensamiento es analítico y se adaptan más fácil a los cambios. Algunos de estos chicos tomarán su rumbo por separado, otros no, pero sea como sea debemos motivarlos a dejar el nido. Debemos permitir que asuman sus responsabilidades como adultos, pero muchas veces nuestros temores les impiden volar. Hay madres que siguen haciendo todo por sus hijos aunque estos tengan 25, 30 o más años. Les preparan los alimentos, arreglan su ropa, su habitación y cuidan todos los detalles como si fueran niños de preescolar.
Consecuencias de no dejar volar a los hijos
Al no dejar que los hijos abandonen el nido, vemos a mujeres y hombres inestables, incapaces de asumir sus decisiones, ni de tomarlas. Hijos inmaduros, dependientes, acostumbrados a que otros decidan por ellos. Acostumbran a asumir el papel de un niño que nunca crece.
Así que si quieres que tu hijo sea independiente no temas alentarlo a que pruebe sus fuerzas, a que se imponga retos y trate de alcanzarlos. Impúlsalo para que se sea autosuficiente y persiga sus sueños. De esta manera lo preparas para la gran aventura de la vida.