¡¡Que alce la mano la que su mamá la peinó así!!

Todas alguna vez fuimos víctimas de la estética de nuestra madre.
Había mamás perfeccionistas que se esmeraban en hacerles peinados diferentes a sus hijas todos los días. Sin embargo, muchas sabíamos que nosotras no contábamos con una. Hay que aclarar que gran parte de las mamás que hacían peinados exprés en 3 minutos o menos eran mujeres trabajadoras que apenas tenían vida para trabajar, hacerle de ama de casa y cuidarnos. ¡Viva por nuestras madres!
Como un gran tributo a las que sufrimos con ello, te paso estos peinados que seguramente tienes en alguna foto incriminatoria en el fondo de tu clóset. Vamos a reírnos un poco de aquello que fue…

Desenredarnos el cabello.

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Cuando, de alguna manera, tu cabello podía convertirse en el nido perfecto para una familia de pájaros y tu mamá intentaba repararlo por incontables horas “sin jalarte”. Toda una odisea al respecto, ya que algunos años atrás no existían estos tratamientos modernos para desenredar el cabello. 20 jalones después te encontrabas de la misma manera en que habías empezado.

La cola de caballo repleta de gel.

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El típico peinado de la infancia, hubo a quien le tocó que le pusieran limón para fijarlo, algunas otras sufrieron con el tarro de gel. Y es que no bastaba con que tu mamá te hubiera restregado y estirado el cabello hacia atrás con toda su fuerza, ni un sólo pelo debía dignarse a salir de tu colita de caballo o habría más gel involucrado.

El peinado de hongo.

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En esa época donde parecíamos más niño que niña, algunas padecimos este corte. ¿Por qué nos lo cortaron así? Es una gran pregunta a la que no encuentro ninguna otra razón más que la practicidad de este peinado.

El fleco.

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Toda niña tierna traía un fleco, si no es que todas las niñas. Incluso algunas llegaron a su tierna adolescencia aún con él. No se veía del todo mal pero era algo bastante incómodo.

El moño más grande del mundo.

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No sabemos por qué, pero a algunas mamás les encantaba ponernos hasta el perico en el cabello. Desde moños enormes llenos de listones, holanes, algunos incluso traían la carita de algún personaje de caricatura. Listones enormes de colores luminosos o un sólo moño en la colita de caballo, uno del tamaño de tu cabeza más o menos.

Las dos colitas.

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Si tenías el cabello largo, este era de los mejores peinados que te podía hacer mamá. No había tanto gel involucrado, eran más prácticas y contabas con ellas para jugar.

Si tenías el cabello muy cortito.

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Normalmente esto le pasaba a las niñas de cabello chino cuyas mamás no podían con la rebeldía de los rizos furiosos. A pesar de todo, eran más afortunadas que las de cabello lacio.