Muchas veces escuchas comentarios de otras mamás acerca de la ventaja que tuviste al no parir a tu hijo de manera natural. Obviamente esos absurdos comentarios son hechos por personas que no tienen idea de lo que es una cesárea. Así que siéntete orgullosa de tu cicatriz, pues forma parte de una de las mejores experiencias de tu vida.
La cesárea no tiene el respeto que merece
“Si yo hubiera podido elegir, habría preferido sin duda la cesárea”. “Qué bendición que no hayas sufrido los dolores de parto, son terribles”. “Si el bebé nace por cesárea no sufre y además sale más bonito”. “Es una cirugía cualquiera, verás que te repones muy pronto, además así podrás permanecer más tiempo en casa”. “No eres madre porque no tuviste a tu bebé con los dolores y sufrimiento de parto natural”. Son algunos de los comentarios que las personas hacen sin tener la más mínima idea de lo que implica realmente una cesárea.
Nada es tan fácil como parece
Cuando llega el momento de estar en quirófano, te sientes completamente sola, vulnerable y sin control sobre tu cuerpo. Sola porque no siempre puede entrar tu esposo a hacerte compañía en esos momentos. Vulnerable porque no controlas tu cuerpo y la vida de tu bebé y la tuya quedan a expensas del equipo médico.
Es probable que al tener a tu bebé por medio de cesárea no hayas experimentado los dolores de parto. Tal vez ni siquiera sepas lo que es una contracción o pujar para ayudar a salir a tu bebé, pero estoy segura de que ninguna mujer que ha tenido un parto natural ha sentido los dolores postoperatorios. Todos estos dolores, además de ser insoportables, te limitaron por algunos días.
No pudiste presenciar cómo te hubiera gustado el nacimiento de tu hijo. Lo único que veías era una tela verde que cubría toda la cirugía. Tuviste que esperar a que alguien te lo mostrara y te lo acercara para darle un beso.
Incluso no pudiste tener contacto con él momentos después de la cirugía, pues no te encontrabas en las condiciones adecuadas para hacerlo. No tenías control sobre tus extremidades y te quedaste tumbada en una cama esperando a que pasara el tiempo.
Acepta tu cicatriz sin ningún temor
Cuando al fin logras reunirte con tu bebé, nadie te dice que es casi imposible ponerte de pie por tanta incomodidad. Sentarte, caminar, abrazar a tu bebé y ocuparte de él como desearías no es posible.
Además, la recuperación de una cesárea no es tan sencilla como lo muestran en las películas o novelas. El periodo postoperatorio es delicado, pues tienes que cuidar tu cicatriz para que no se infecte. Hay momentos en los que te sientes frustrada por necesitar ayuda hasta para ir al baño y desearás ser la mujer que eras antes de esa cirugía.
Ve la cesárea como una opción benéfica
Aunque muchas mujeres no quieran aceptarlo, las cesáreas salvan vidas de bebés cuando no pueden llegar de manera natural. Acepta tu cicatriz y siéntete orgullosa de la labor que has hecho. No dejes que te quiten méritos de valor, fuerza y coraje a ti que has parido de esta manera. Quien critica no ha que nuestra vida queda de por medio al tener que someternos a dicha labor. Así que siéntete orgullosa de tu cicatriz, pues nada te impidió levantarte a atender a tu bebé cuando parecía imposible.