En más de una ocasión les he contado la historia de mi cabello. Saben que hice de todo con él: lo pinté, alacié, ricé entre muchas cosas más. Como consecuencia, mi melena terminó como un desastre. Sin embargo, incluí vitamina E tanto a mi dieta como a mi rutina de belleza durante cuatro meses y el resultado fue maravilloso. ¿Quieres saber un poco más?
Mi cabello hace cuatro meses
Hace cuatro meses mi cabello tenía un largo considerable pues llegaba bajo mis hombros. Además, su textura era ondulada en la parte superior y rizada en la parte media baja. No obstante, en ese periodo realicé un viaje a la playa durante el cual no cuidé de mi melena lo suficiente. Por tanto comenzó a resecarse lentamente. Además me gustaba mucho plancharme el cabello (aún me gusta, jajaja) y para colmo pocas veces utilizaba el protector térmico. Por si fuera poco, tomaba poca agua y mi alimentación no era la adecuada.
Comencé a cambiar mis hábitos
Tiene un para de meses que entré a mi primer trabajo y con ello mis rutinas cambiaron de forma radical. Para comenzar, necesitaba más energía a lo largo del día para realizar todas mis actividades. Por tanto acudí al nutriológo para que me recomendara una dieta saludable. Me dijo que necesitaba aumentar mi consumo de vitaminas y minerales. Por tanto incluyó en mi dieta frutos secos, legumbres y distintos cortes de carne. Además, me recomendó ingerir: hierro, cápsulas de vitamina E y ácido fólico. Por tanto, a partir de ese día tomaba religiosamente esas tres pastillas justo después del desayuno. Les platico esto porque aunque no lo crean hacerlo mejoró la salud tanto de mi piel como de mi cabello y uñas.
Restauré mi melena al usar esta poderosa vitamina
Siempre había escuchado hablar de las propiedades estéticas de la vitamina E. En este sentido existen miles de mascarillas de aceites esenciales cuyo ingrediente secreto es la vitamina E. Investigué un poco más y descubrí que nos ayuda a combatir el envejecimientno prematuro. Así mismo es un súper hidratante natural. De esa forma me convencí y comencé a aplicar un remedio casero una vez cada 15 días. Mezclé en un recipiente tres cucharadas de aceite de coco, de oliva y vitamina E. Por las noches lo aplicaba solo desde la mitad de mi cabello hasta las puntas, para no engrasar mi cuero cabelludo. Realicé este tratamiento durante cuatro meses, aunque si soy sincera hubo algunas semanas en las que olvidé hacerlo. Finalmente corte mi cabello en capas y le pedí a mi estilista que lo “degrafilara” un poco. Como resultado mi cabello comenzó a rizarse aún más que antes. Así lo restauré. Ahora su forma se ve y siente mejor.