¿Alguna vez te han dicho que los espejos en tu cuarto son una mala idea? A mí en más de una ocasión me dijeron que sacara todos los espejos que tenía porque eso podía abrir portales a una dimensión demoniaca. Como yo no creía en esas cosas, no hice caso cada vez que me lo dijeron. Lo mismo pasó con lo que me decían sobre cómo acomodaba mi cama.
El reflejo o la sombra del alma
Desde culturas antiguas, creían que los espejos ayudan a ver el reflejo o la sombra del alma. Aseguraban que los espejos mostraban el verdadero YO de quien se reflejaba en ellos. También decían que los espejos funcionan como un portal entre el mundo de los vivos y de los muertos. Hasta el día de hoy, hay gente que sigue creyendo que los espejos son la entrada y salida de la energía espiritual.
Dolor, malestar y sentimientos negativos
Como dije, yo no creía en nada de eso, de los portales y de la energía que podía liberarse a través de los espejos. Sí, me lo habían dicho, pero no fue hasta que comencé a sentirme mal constantemente, que creí un poco de todo lo que decían. Pensaba que esa era sólo una idea de las abuelitas o de los pueblos.
En mi cuarto, tenía un espejo que abarcaba la mitad de una pared, otro en el tocador y uno más en el mueble de mis zapatos. Por si fuera poco, había uno pequeño en la entrada de mi cuarto y otro detrás de la puerta. De un día a otro, empecé a sentir mucho malestar. Debo reconocer que siempre había sido una niña muy enfermiza, pero jamás relacioné todo eso con el hecho de que el cuarto en el que dormía siempre tuviera espejos.
Mi abuela me advirtió y no la quise escuchar
Desde que estaba chica, mi abuela le dijo a mi madre que no pusiera espejos ahí. Mi madre, igual de escéptica que yo, no hizo caso. Por ende, crecí acostumbrada a los espejos y entre más tiempo pasaba, más agregaba a mi colección. Me encantaba mirarme en ellos, pero durante mucho tiempo la pasaba enferma. Mi abuela hacía lo que podía cuando estaba conmigo, pero apenas llegaba mi madre, se deshacía de todos sus rituales.
Los entes se estaban colando
Mi abuela un día me invitó a “tomar un café” o al menos eso le dijo a mi madre. Nos fuimos a la calle y justo antes de llegar al café, me jaló hacia otra calle en donde se encontraba una psíquica. Yo no sabía quién era, pero cuando empezó a charlar conmigo entendí un poco de quién era ella. En cuanto comenzamos a platicar, ella se horrorizó con todo lo que veía en mí. No entendía, pero me dijo que gracias a sus poderes paranormales, se daba cuenta de que más de un muerto venía colgando conmigo. Debido a eso, era que yo me sentía tan mal desde hace años. Por eso pasaba la mayor parte del tiempo enferma. Fue en ese momento que lo creí.
Evita los espejos en tu cuarto
Luego de eso supe que tener tantos espejos en casa no era tan buena idea como lo había pensado. Mi abuela me dijo que no era necesario deshacerme de mis espejos, sino que debía cubrirlos por la noche para que así los portales no quedaran abiertos. Lo mismo me dijo de la posición en que estaba mi cama. Me explicó que jamás debían quedar los pies de la cama hacia la puerta, pues también era un portal para otros seres.
Desde que le hice caso a mi abuela ya no me he enfermado como antes. ¿Te ha pasado algo así?