En las mujeres jóvenes, el rostro forma un triángulo cuya base se encuentra ubicada en la zona de los pómulos y el ápice en el mentón. A medida que envejecemos el triángulo se invierte, convirtiéndose en un triángulo con la base hacia abajo, es decir, la parte inferior de nuestra cara se hace más ancha. Esto se debe a que la grasa se encuentra de forma natural en la zona media de la cara, dando lugar a un aspecto más carnoso a este nivel.
Con el envejecimiento facial natural se dan básicamente dos procesos en nuestra cara. Por un lado, una pérdida de volumen en determinadas zonas, y por otro, una mayor actividad de los músculos depresores. Este proceso, como sabemos, es inevitable.
Qué pasa con el triángulo con el tiempo
Conforme pasa el tiempo, progresivamente el triángulo de la juventud se va invirtiendo hasta terminar la base en la zona de la mandíbula. Esto sucede fundamentalmente por los siguientes factores:
- La disminución del volumen por la pérdida de grasa en la zona media de la cara. Por efecto de la gravedad pasa a depositarse a la zona de la línea mandibular.
- Debido a la pérdida de hueso en la zona de los pómulos, por efecto del envejecimiento.
Equilibrar el efecto invertido del triángulo
Para invertir este proceso, o mejorar el aspecto del rostro, debemos recuperar el volumen en la zona media del rostro. Las clínicas de belleza especializadas tienen diferentes opciones, entre ellas rellenos a base de ácido hialurónico y hidroxiapatita cálcica. Estos rellenos dan volumen a la zona y a largo plazo, además, propician la formación de colágeno de forma natural.
Por otro lado, no olvides que el maquillaje puede hacer maravillas para ti y que no es necesario someterte a este tipo de intervenciones para seguir viéndote joven y bella.