Haz tus poros más chiquitos, ¡yo te digo cómo!

Los poros son los pequeños orificios de donde sale el vello que cubre toda nuestra piel. Ellos ayudan a regular nuestro calor corporal y, en la mayor parte de nuestra piel, son imperceptibles. Sin embargo, en algunas partes logran verse de forma considerable. Esto sucede cuando se encuentran dilatados, hinchados o tapados por sebo como resultado de cambios hormonales o falta de higiene.

shutterstock_355747889

Cuando no limpiamos nuestra cara constantemente o tenemos un desbalance hormonal, nuestros poros se llenan de sebo. Mismo que crea un pequeño tapón que impide al poro respirar, este tapón se va oxidando hasta llegar al típico punto negro que todas conocemos. Llegando a este punto, ya existe un tapón de grasita que ha mantenido dilatado nuestro poro por largo tiempo. No quitar el tapón hará que nuestro poro se vuelva más grande y no recupere su forma.

shutterstock_271019726 (1)

Es por esto que las exfoliaciones son tan necesarias. Al quitar capas de piel que no necesitamos, también evitamos que nuestros poros se obstruyan. A este método preventivo, hay que sumarle hidratar nuestra piel constantemente. Ponerte la crema ideal para tu tipo de piel es esencial para evitar que el pH de tu piel se vuelva loco y comience a crear más sebo.

Y si mis poros ya se ven, ¿qué hago?

Antes de dar una solución, hemos de aclarar que ningún poro vuelve por completo a su estado original permanentemente. Lo que vamos a lograr es mejorar su aspecto y reducirlo de manera notable, para esto debes ser constante.

  • Limpieza.
    Es fundamental tener una limpieza constante, no retacarte de maquillaje todos los días para que tu piel no quede tapada y tus poros puedan respirar libremente sin esos horribles tapones de grasita que se forman todos los días.
  • Exfoliación.
    Que sea una vez cada tercer día con el exfoliante de  tu preferencia. Si no tienes uno en casa, prueba con uno natural. En la página tenemos muchos exfoliantes naturales que te pueden ser útiles. Quédate con el que más te convenga, pero no dejes de hacerlo. Y tampoco abuses de él porque eso conlleva a que tu piel se descontrole y te provoque problemas como foliculitis. Todo en exceso es malo.
  • Extracción.
    Hay que quitarlos con cuidado de tu cara, es una mentira decir que van a salir solos por completo. Con esto no quiero decir que tengas que estarte picando la cara todos los días, al contrario, sólo una vez por semana.
    Exfóliate antes de hacerlo. Ayúdate del vapor de tu café o de la cocina y, terminando, desinfecta el área con un algodón mojado en agua oxigenada y sella con una crema hidratante. De preferencia, nunca lo hagas con tus dedos. Si tienes algunos muy enterrados, acude a una cosmiatra que te dé una sesión de limpieza profunda, ella es una profesional y sabrá cómo hacerlo sin lastimarte.
  • Usa una mascarilla reductora de poros una vez a la semana.
    Existen miles de opciones en el mercado, busca la que mejor se acople a tu tipo de piel. Prueba con las que tengan acetil salicílico, vitamina C, azuleno, camomila, azufre o carbón vegetal. Las propiedades de este tipo de ingredientes son que controlan el sebo y desinflaman la piel.

shutterstock_85191721

El vapor te puede ser de mucha utilidad para sacar los puntos negros de tu rostro. Sólo hazlo una vez por semana, para que no te vayas a manchar el rostro por la cantidad de calor. Así es: el vapor te puede manchar, ¡ten cuidado!

Y por último, sé constante.
Reducir tus poros es cuestión de rutina. Poco a poco irás viendo el cambio en tu rostro.