Cuál es la función de la mascarilla de avena, ¿nos sirve a todas?

Si tienes la piel grasa entenderás lo tedioso y problemático que es. En sí, no todo mi cutis es graso más bien es mixto, pues la zona T tiene sebo a más no poder y el resto de mi rostro es normal. Es por eso que de vez en cuando recurro a los remedios caseros para controlar la grasa de mi rostro, además de mantenerlo siempre hidratado. En esta ocasión decidí probar una sencilla mascarilla casera que consiste en agua y avena. Dos ingredientes muy comunes en mi hogar y claro ¡super fácil de hacer! Si te preguntas si funciona o no, aquí te cuento mi experiencia.

Cómo la hice…

Preparar esta mascarilla fue lo más fácil del mundo. Tan solo vertí una cucharada de avena en un tazón y lo mezclé con una cucharada de agua. Obvio, no tiene la mejor apariencia, pero al menos no huele mal ni tampoco luce como vómito. Y sí, literal me tomó como tres minutos hacerla.

Aplicación

Admito que aplicarla no fue tan fácil, pues la avena se caía de mi rostro. Así que tuve que recostarme y con las yemas de mis dedos aplanarla un poco sobre mi cutis hasta cubrirlo todo. Lo sentí un poco extraño al principio y deje reposar la mascarilla durante diez minutos.

El resultado final

Enjuagué mi rostro con agua fría hasta que no quedó ningún rastro de hojuelas. Mi piel se sentía super suave y limpia y no podía dejar de tocarla. En cuanto a la grasa ¡desapareció! Pensé: “claro, es porque me acabo de lavar el rostro”. Así que me dije a mí misma: “pues a ver qué pasa en unas horas…” y definitivamente el sebo no apareció. Aplique la mascarilla durante la noche antes de dormir y en la mañana siguiente tenía grasa pero pues no tanta. Además mi limpieza facial de cada mañana me ayudó a reducirla un poco. ¿Funcionó? ¡Sí! ¿lo volvería a hacer? ¡sí!