Aunque no entendamos muy bien de que se trata el fútbol americano, ni que es una yarda y quienes son los New England Patriots, el medio tiempo del Super Bowl es una cita obligada anualmente. Es uno de los eventos de mayor audiencia, más que cualquier fashion show y aún más que la entrega de los premios Oscar. Año a año el Show de medio tiempo se supera en despliegue y en esta edición XLIX del Super Bowl, los doce minutos y medio fueron de Katy Perry.
Beyonce y Madonna anteriormente impactaron con sus looks en escena cambiándolos con la adición de un saco o una bata. Katy llevo el estilismo un poco más allá, y convocó a Jeremy Scott el diseñador de Moschino, quien con su estilo divertido y muy pop, creó cuatro looks para la estrella.
Y la vimos rugir al son de su canción “Roar”, cabalgando un gigantesco león mecánico de ojos rojos, enfundada en un traje de llamas comenzando así su repertorio de siete de sus canciones. En dos de ellas invitó a Lenny Kravitz para interpretar “I Kissed a girl” y a la rapera Missy Elliot.
El recorrido no fue solo sonoro, ya que el escenario cambiaba junto a sus trajes y bajo las llamas surgió un look inspirado en pelotas de playa, mientras cantaba y bailaba “Teenage dream” y “California Gurls” acompañada de divertidos tiburones en un escenario de caricatura.
Siguió con todo el brillo hiphopero, esta vez junto a Missy Elliot para subir la temperatura de los más de 70.000 asistentes con “Get ur freak on” y “Work it”, enfundada en una sudadera con capucha bordada con el nro 49, en alusión a la edición del super bowl y finalmente se elevó sobre el campo de juego vestida de estrellas cerrando con su emotiva canción “Fireworks” mientras explotaban los fuegos artificiales.
Un show perfecto, difícil de superar, que nos deja con todas las expectativas para el año próximo y un poquito más fans de este evento, aunque “más” no sea del futbol americano, pero si del medio tiempo.