Si algo están dejando claro las alfombras rojas y eventos que pasaron este enero, es que inspirarnos en los guardarropas masculinos es la clave.
El tuxedo o esmoquin es un traje de etiqueta masculino, (para fiestas nocturnas y actos de cierta relevancia, que no llegan a la importancia de una recepción oficial, gala o boda, donde se usa frac) y su versión femenina está en un momento de gloria.
Desde los pantalones de Emma Stone en los Golden Globes, el traje rojo de Jennifer Aniston, a la Reina Letizia, y sin olvidarnos de la campaña de Julia Roberts para Givenchy. Ttenemos más que suficiente para encontrar el estilo que más nos va en esta propuesta. Sexy, glamurosa, elegante, sofisticada o formal, podemos llevarlo desde la oficina hasta una fiesta.
Ya desde Coco Chanel las prendas masculinas se adaptan y hacen su aporte a nuestro closet. Finalmente en el año 66 Yves Saint Laurent nos regaló la sofisticación y elegancia “ le smoking” femenino.
Como lo demostrará Marlene Dietrich en su momento, una mujer en traje femenino tiene un halo de poder y transgresión, que al día de hoy sigue conservando. Reversionado de mil maneras, tiene que ver más con el estilo que con la moda. A la hora de pensar en básicos de guardarropas esta siempre vigente, por lo que es una apuesta segura. Fundamental, conocer nuestro cuerpo y claro, la sastrería.
Podemos respetar el look total o combinar solo algunos elementos, conservando el estilo. Podemos usarlo con el corbatín y fajín, bien de manual, para una noche elegante y sofisticada. Si lo combinamos con blusas en telas suaves o con lazos realza la femineidad. El traje sin nada abajo nos da un look sexy y si queremos un estilo casual, la chaqueta con un pitillo o jean recto, rameras y botas harán la magia.
Los complementos, dependerán del resultado que busquemos, pero sus mejores aliados son: Stilettos y joyas discretas para un estilo elegante y formal, un fascinator en la cabeza para darle más sofisticación o zapatos bajos, como unos Oxford para el estilo casual.
Versátil e indispensable. ¡Dicen que la moda va y viene, pero el esmoquin es para siempre!