Aún sigo pensando en él y recuerdo mi primer día de universidad. Desperté y me quite de encima el brazo de mi novio, fui directo a la ducha, me cambie y me dirigí al colegio. Ese día comenzaron las presentaciones de todos los profesores y las de los alumnos. Yo con demasiada apatía apenas prestaba atención a mis compañeros, después fue mi turno. Claramente estaba nerviosa, no por mis compañeros si no porque odiaba hablar en público. A lo lejos podía notar que alguien me miraba con mucha insistencia, aquella persona no dejaba de sonreírme, simplemente lo evadí y proseguí con mi presentación.
Recuerdo aquel día como si fuera hoy
Comencé una pequeña plática con alguien que ni siquiera voltee a ver, sonó mi celular y contesté. Dejé hablando solo aquel chico que me sonreía durante clase. Paso el tiempo, aquel chico comenzó a perder interés en mí o eso me hizo creer. Recuerdo que había una clase que odiaba, se trataba de trazos y dibujos digitales. Como soy la persona más desesperada dejé el proyecto al último. Estresada empecé a buscar ayuda con un compañero quien me dijo: “Dile a él, le gustas, seguro te ayudará”. Al voltear noté que era aquel chico que me pretendió el primer día de clases. Pedí su número y hablamos. Pasaron varios días y seguíamos conversando. ¡Por si te preguntabas, no me ayudó!, pero estaba tan cautivada por su forma de cortejarme que preferí hacer sola el trabajo.
Se llevó todo y sigo pensando en él
Era tan lindo que aún sigo pensado en él. Cualquier persona que estuviera cerca de mi percibía que no solamente me gustaba mi compañero de clases, si no que me fascinaba. Un viernes por la noche fui a una fiesta con varios amigos de la universidad, obviamente él iba a estar ahí solo por mí. Esa noche no dejamos de platicar, bailar y tomarnos fotos, fotos que aún guardo. A partir de esa noche, él y yo comenzamos a vernos a escondidas, era inevitable que nos besábamos. Siempre estuve consciente de que una vez que rosara sus labios contra los míos, perdería el control y terminaría enamorada de él.
Lo disfruté mientras duró
Comencé una relación que duró un año. Mi familia lo adoraba, íbamos a todos lados juntos, me consentía demasiado y era muy detallista y amoroso. Obviamente no todo era perfección, teníamos altibajos peleábamos por tonterías, pero nada que no se pudiera resolver hablando o teniendo sexo. Él tenía mucha ventaja de mi lado, era querido por mi familia y mis mejores amigos. En cambio, yo odiaba y me odiaba su familia y ni hablar de su mejor amiga. Para mi suerte ella iba con nosotros en la carrera y en el mismo salón. ¡Vaya suerte!
Los peores días
Cuando tenía problemas con mi novio, su amiga aprovechaba para alejarlo aún más de mí. La mayoría de mis amigos me decían que ella moría por él. La verdad jamás creí nada, simplemente pensaba que era chismes y envidia. Hasta que una tarde tomé su celular, revisé cada conversación pero no encontré nada, suspire y sonreí, de momento pensé que sería buena idea leer la conversación que tenía con su “mejor amiga”. Han pasado ya 5 años y aún lo recuerdo, lo sueño y una que otra vez le dedico lágrimas. Aún sigo pensando en él. Sé que si no hubiera encontrado aquella conversación seguiría atrapada en una relación llena de mentiras, estuviste más de un mes viéndola.
¿Por qué no puedo olvidarte?
El día que terminé contigo no fue por tu engaño, fue porque la relación estaba quebrantada. Tanto me “amabas” que no te importó que tuviera que verlos diario durante los dos últimos años de la carrera. Hoy ya cumplimos 5 años desde que nos separamos, no sé si ya te superé o no, pero solo estoy segura de dos cosas: fuiste una persona muy importante en mi vida, que amé con todo mi ser y la persona que más daño me ha hecho y que aún no sé cómo olvidar.