Ahora más que nunca, una de las funciones que no podemos dejar pasar por alto, es la de tener hijas fuertes. El mundo en el que nos encontramos cada vez se vuelve más complicado y para que las adversidades no caigan como balde de agua, es bueno tener armas para enfrentar cualquier situación. Para lograrlo, podemos darle bases sólidas a nuestras hijas con sencillos pasos. Te cuento cómo.
La mujer cambia al igual que el mundo
Gracias a todo lo que la mujer ha logrado ganar para su vida, ya no se conforma con sólo quedarse en casa y hacerse cargo de la misma. Ahora aspiramos a una carrera profesional, a tener independencia económica y personas a nuestro alrededor que en lugar de ser un obstáculo, nos apoyen.
Hijas fuertes, ¿cómo le hago?
Lo más importante es que no ignores a tus hijos, más bien que les hagas saber que estás presente para ellos. Evita que se encierren en sus habitaciones, no permitas que se encierren en los teléfonos o vídeo juegos. En lugar de que ellos estén por un lado y tú por otro, aprovechen el tiempo y platiquen. Conoce sus inquietudes, sus deseos, sus sueños o anhelos.
No le resuelvas la vida
Es un hecho que como mamá siempre querrás lo mejor para tus hijos. Sin embargo, lo peor que puedes hacer es querer resolverles la vida. Más bien dales las armas para que ellos y ellas puedan hacerlo por sí solos. Estrategias, consejos y sobre todo confianza en que lo harán bien. Incluso cuando fracasen aprenderán y eso está bien.
Autonomía y límites
Es importante que desde que son pequeños, se les marquen límites. Horarios, qué se permite, qué se negocia y qué no se permite. Al igual, también hay derechos que se pueden negociar.
No compenses el tiempo perdido
Evita sentir culpa si no puedes pasar tanto tiempo con tu hija. Tal vez se te haga fácil comprarle un dulce, un juguete o cualquier regalo. Nada se compensa, pues los hijos también deben entender que los padres tienen obligaciones.
Inteligencia emocional
La inteligencia emocional consiste en saber reconocer los sentimientos propios y los de otros. Aprender a manejar nuestras emociones de manera correcta.