Conservar la dignidad después de una ruptura, ¡sí se puede!

Ninguna relación es perfecta y es cierto que cuando perdemos los estribos solemos hacer cosas poco apropiadas. Si la relación está concluyendo, lo mejor que puedes hacer es conservar la dignidad. Lograrlo es más sencillo de lo que imaginas, pero a veces te complicas la existencia. Para que eso no te suceda, checa algunos consejos que te servirán.

Arranque de desesperación y dolor

La forma más común de terminar una relación es hacerlo peleados, diciendo cosas espantosas e insultos. Las heridas que quedan son emocionales y cuesta trabajo sanarlas, porque el daño lo ha hecho alguien a quien querías o amabas. Resulta peor cuando la ruptura se da y uno de los miembros no quería terminar o no se lo esperaba. En estos casos lo más importante es conservar la dignidad, pues se pueden decir muchas cosas de las que tal vez haya arrepentimiento más tarde. Sí, da coraje haber “desperdiciado tiempo”, pero no lo hizo uno solo. Fue cosa de ambos y resulta complicado terminar.

No hacerlo en consenso trae problemas

Después de la ruptura pensarás que ya no se puede seguir adelante. Creerás que nada en tu vida tiene ya sentido. De todo se aprende, pues no se trata de tener una nueva relación para no estar sola. Si quieres estar con alguien es porque buscarás tu felicidad, pero también la del otro. El término de la relación trae como consecuencia baja autoestima, ansiedad, temor, enojo, tristeza, depresión y preocupación por el juicio social. Hay que tener en cuenta que algunas personas buscan la ruptura a propósito. Lo hacen de manera consciente para alejar al otro y no sentirse con la culpa. Tienen conductas pasivo-agresivas para que el otro se desespere y sea quien termine.

Es importante recordar que el respeto es básico durante la relación y también al terminar. Es un hecho que el rompimiento duele porque pierdes el control, alguien más está tomando la decisión. Sin embargo, conservar la dignidad es más importante para que puedas estar bien contigo misma.