Tal vez te has percatado que hay ocasiones en las que quieres comer todo el día. Poco a poco, si sigues así lo único que consigues es subir de peso. Debes saber que existen hábitos que podrían estarte dañando sin que te des cuenta. Conócelos y evítalos por tu propio bien.
¡Deja de comer todo el día!
Una vez que identifiques los hábitos que te están dañando, es importante que los elimines. Así quitarás la sensación de hambre o antojo a cada rato.
1. Vives estresada
Si el estrés te agobia, debes hacer algo al respecto antes de que te afecte. Tu cuerpo produce más cortisol y adrenalina y tu cuerpo piensa que necesitas más energía y por ende más comida.
2. Pasas varias horas sin comer
Si pasas más de cinco horas sin alimento puedes estar en problemas. Tu sistema gastrointestinal pedirá que ingieras alimentos y tendrás más hambre a cada rato. Además, tu estado de ánimo se alterará y tu cuerpo se sentirá sin energía y agotado.
3. No ingieres proteínas
El cuerpo las necesita para realizar sus funciones y te permita realizar tus actividades diarias. Si no consumes las proteínas necesarias, tu cuerpo te seguirá pidiendo que lo alimentes. Por eso te da más hambre de lo normal.
4. Estás deshidratada
Muchas veces, es probable que necesites agua en lugar de alimento. Si estás deshidratada, tu cuerpo enviará una señal que quizá confundes con hambre. Aprende a identificar las señales de tu cuerpo.
5. Pasas mucho tiempo sentada
Cuando pasas demasiado tiempo sentada tu metabolismo se hace más lento y tu cuerpo pedirá más comida para funcionar. Proponte hacer al menos 20 minutos de ejercicio diario para que tu cuerpo no se deteriore.
6. Te falta descanso
Tu cuerpo necesita suficientes horas de descanso para funcionar bien. Si duermes menos de ocho horas tendrás más hambre y tu deseo de azúcares y grasa aumentará.